Aullidos

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Y así el lobo se enamoró de la inalcanzable luna, sabiendo que esta no podría ser suya. Pues él aullaba cada noche para llamar su atención, pero la mirada de ella estaba puesta en el Sol.
A pesar de todo el lobo seguía aullando cada noche, incansablemente, llorando por no ser el objeto de su amor, pero al mismo tiempo feliz sabiendo que ella sí mantenía su alegría.
El lobo contaba con toda su manada pero, a pesar de ello, solo le interesaba captar la atención de la hermosa luna.
Se dice que aulló y aulló noche, tras noche, tras noche hasta que, un día, la madre Tierra le convirtió en piedra. Hay quienes dicen que si te acercas lo suficiente a él, aún puedes escuchar sus desconsolados aullidos por un amor que nunca fue posible.

Delirios de una lunática másWhere stories live. Discover now