SOLO UNA VEZ MÁS

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Sus palabras se repetían en mi mente... 

Golpeaban como martillo y destruían como artillería nuclear, Alejandro se detuvo en seco. Los recuerdos de cuando despertó en el cuerpo de una chica, el sueño recurrente, la sensación.. perturbadora, todo inundó su mente. Una gota de sudor frío recorrió su frente mientras su cuerpo se mantenía inmóvil.

Camilo, con una sonrisa triunfante, se levantó lentamente, adolorido pero satisfecho.

—No te estoy diciendo que cambies de vida, Alejandro. Solo que lo intentes una vez más —dijo, su voz cargada de una extraña mezcla de sinceridad y malicia.

Alejandro bajó la mirada, su mente en una tormenta de pensamientos y emociones. La curiosidad, el miedo, la frustración... todo se mezclaba dentro de él. Finalmente, tomó una decisión. Se giró lentamente y caminó hacia Camilo, quien lo observaba con atención.

—Está bien. Una vez más —dijo Alejandro, extendiendo su mano.

Camilo tomó su mano con un fuerte apretón, una sonrisa de triunfo cruzando su rostro. Alejandro contuvo todas sus emociones, sintiendo la tensión en sus músculos mientras apretaba la mano de Camilo con firmeza.

...


Alejandro observaba con exhaustiva atención, cada frasco, tubos de ensayo y equipo científico avanzado. El lugar tenía una atmósfera extraña, pensó.

—Bien, Alejandro —Camilo fue el primero en romper el silencio, ajustando unas gafas de seguridad—. Tal parece que las reacciones catecolaminérgicas intensificadas inducen una hiperritmicidad cardíaca, lo cual precipita una disminución temporal de la eficacia de la fórmula debido a la reducción del ciclo circadiano de adaptación química.

Alejandro lo miró con una expresión de completa confusión.

—¿Qué dijiste? —preguntó, tratando de entender lo que acababa de escuchar—. Dilo en "cristiano", por favor.

—¿No entiendes algo de química básica, Alejandro? —se burló.

Alejandro se cruzó de brazos, su paciencia agotándose rápidamente.

—No estoy para juegos, Camilo —dijo con un tono serio.

Camilo suspiró y decidió explicarlo de manera más sencilla.

—Lo que quise decir es que, cuando experimentas emociones fuertes, tu corazón late más rápido. Esto hace que la fórmula deje de funcionar más rápido de lo normal —explicó, mirándolo con una mezcla de seriedad y desafío.

Alejandro asintió lentamente, comenzando a comprender.

—Entonces, ¿quieres decir que si mantengo la calma, el efecto durará más tiempo? —preguntó, todavía procesando la información.

—Exactamente —respondió Camilo, asintiendo—. Es por eso que anoche el efecto no duró mucho. Tus emociones intensas lo hicieron desvanecerse rápidamente.

Alejandro tomó un momento para digerir todo esto. La idea de volver a experimentar lo que había vivido la noche anterior le llenaba de una mezcla de temor y curiosidad. Pero, al menos, ahora tenía una mejor comprensión de lo que había sucedido y cómo podía controlar, o al menos influenciar, el efecto de la fórmula.

—Muy bien —dijo finalmente—. Estoy listo para intentarlo una vez más. Pero necesito saber exactamente qué esperar y cómo manejarlo.

Camilo asintió, satisfecho con la respuesta de Alejandro.

—Perfecto. Esta vez, lo haremos de manera más controlada. Siéntate y relájate. Te guiaré a través de todo el proceso —dijo, comenzando a preparar la fórmula con precisión y cuidado.

CAMBIO... ¿Temporal? Les juro que es solo por la ciencia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora