PESADILLAS

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Me dolía todo el cuerpo...

Cuando Alejandro abrió los ojos, todo a su alrededor parecía confuso y borroso. La habitación estaba silenciosa y vacía, lo que lo llenó de un escalofrío repentino. Se sentía débil y dolorido, como si cada parte de su cuerpo hubiera sido sometida a una tortura inimaginable. La luz del sol filtrándose por la ventana parecía más intensa de lo normal, y cuando intentó llamar a Camilo, una voz que no reconocía salió de su boca.

—¿Camilo? —preguntó, su propia voz sonando extraña y diferente.

Un pánico instantáneo lo invadió cuando se tocó la cara y sintió una piel suave y delicada, sin rastro de barba. Sus manos eran finas y sin vello... rápidamente se quitó las sábanas que lo abrigaban para levantarse pero en eso miró sus piernas y vio una forma completamente diferente. Una sensación de horror creció en su interior mientras se levantaba de la cama y corrió hacia un espejo grande que estaba en la habitación.

Lo que vio en el reflejo lo dejó sin aliento. . Sus ojos se abrieron desmesuradamente mientras su mente intentaba procesar lo que veía. Gritó, un sonido agudo y lleno de terror, y se tapó la boca con las manos, pero lo que sintió fueron manos suaves y delicadas, no las manos ásperas y fuertes que conocía.

El miedo lo invadió y entonces, un dolor agudo y familiar retumbó en su interior, similar al que había experimentado la noche anterior. El dolor lo abrumó hasta que perdió el conocimiento nuevamente.

Cuando despertó, el sol había cambiado de posición, yacía la tarde y la habitación estaba en penumbra. Recordó lo que había experimentado tan solo hace poco y rápidamente se miró a si mismo tanto como pudo, solo para verse tal como se conocía, pero aún sentía el eco de la experiencia traumática en su mente. Miró a su alrededor y vio a Camilo jugando en la computadora, aparentemente ajeno a lo que acababa de suceder.

—Camilo, ¿Qué fue eso? ¿Qué pasó conmigo? —preguntó Alejandro, su voz temblando de incredulidad.

Camilo se giró hacia él, sus ojos llenos de preocupación y comprensión.

—Miren nada más quien despertó jajajaja — Exclamó una voz que demostraba tener todo bajo control.

—Aggg... Me duele la cabeza... y todo el cuerpo, me siento un asco... Tuve una pesadilla horrible, yo... Mi cuerpo, el espejo... no era yo... 

—Alejandro. — Dijo seriamente. — Lo que experimentaste fue real. No fue un sueño. Durante unas horas tú... lo he estado investigando, pero parece que el efecto es temporal y se desvanece espontáneamente.

Alejandro se sentó en el borde de la cama, sintiendo un nudo en el estómago.

—¿Cómo es posible? ¿Por qué sucedió eso? —preguntó, tratando de procesar la información. — Lo cosa que me diste anoche... ¡Fue eso! Aghhh — Exclamó con dolor por el sobresalto.

Camilo suspiró y se acercó, sentándose junto a él.

—Tranquilo, amigo. La fórmula... debía durar unas horas, en ese estado las pruebas indican que liberas mucha serotonina y oxitocina.

Alejandro se pasó una mano por el rostro, aún aturdido por todo lo que había pasado... Miró su mano...

—¿Y por qué desapareció de repente? 

Camilo frunció el ceño, perdido en sus pensamientos.

—Eso es lo que aún no entiendo. Necesito más tiempo para estudiar los efectos y entender cómo y por qué ocurren estos cambios...

—Ni de loco cuentes conmigo para eso ¡No soy tu rata de laboratorio! — Con justa razón, Alejandro confrontó a su amigo.

—Oye, yo.. — Trató de decir su amigo.

CAMBIO... ¿Temporal? Les juro que es solo por la ciencia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora