Encerrada en el baño, con corazón escapándose del cuerpo...
10:49am
Las lágrimas empezaron a brotar sin control... no entendía por qué lloraba. ¿Por qué se sentía tan abrumada, tan confundida? Las emociones eran una tormenta dentro de ella. Se sentía bonita, pero a la vez fea. Atractiva, pero también rechazada. ¿Quería realmente haber besado a Camilo? El dolor que sentía por no haberlo hecho la sorprendía. Era un hombre, no debería sentirse así, o al menos eso es lo que siempre había creído.
Mientras sollozaba, pensamientos contradictorios inundaban su mente. La atracción que había sentido hacia Camilo, la vulnerabilidad al dejarse llevar, y el hecho de que, en el último segundo, no había pasado nada. Ese extraño deseo de cercanía y ese sentimiento de rechazo mezclado con vergüenza la desbordaban.
Después de un rato, logró calmarse. Se secó las lágrimas con determinación, tratando de recuperar algo de control sobre sí misma. Respiró hondo frente al espejo, intentando hacer desaparecer las huellas del llanto en su rostro. No podía seguir así, perdida en sentimientos que no entendía. Necesitaba ponerle fin a todo esto.
Salió del baño y se dirigió directamente hacia Camilo, quien estaba concentrado en su trabajo, como si todo lo ocurrido no hubiese sido más que una pausa en su experimento. Alejandro se quedó allí de pie, esperando que él alzara la mirada, pero no lo hizo. Esa indiferencia la enfureció aún más.
—Bien, quiero volver a la normalidad —dijo con firmeza la joven.
Camilo se quedó congelado, sus ojos finalmente levantándose para mirarla. El rostro de Alejandro, aunque molesto, mostraba rastros de la tormenta emocional que acababa de atravesar.
—Ale... —Camilo dudó, su expresión cambiando a una mezcla de culpa y preocupación—. Si el efecto no se corta con un estímulo que acelere tu corazón, tendrás que esperar... al menos 24 horas.
El silencio entre ellos era ensordecedor. Alejandro lo miró incrédulo.
—¿Veinticuatro horas? —repitió, la rabia encendiéndose en su interior—. ¡¿Tengo que quedarme así un día entero?!
Camilo asintió lentamente, tragando saliva. Sabía que no iba a ser fácil de aceptar, y por primera vez desde que empezaron el experimento, parecía que las consecuencias reales de sus acciones estaban a punto de golpearlos.
Alejandro miró a su alrededor, tratando de procesar la idea de pasar un día entero atrapado en ese cuerpo, con esos sentimientos.
La frustración de Alejandro iba en aumento. Sentía que el control sobre su vida se desmoronaba cada segundo más. Camilo intentaba razonar con él, pero las palabras no lograban atravesar la rabia y el caos emocional que lo dominaban.
—¡No puedo quedarme así! —gritó Alejandro, su voz resonando en el pequeño espacio. El grito había salido como un rugido masculino, pero al mismo tiempo, había algo en él que sonaba caprichoso, casi infantil, como una niña malhumorada. Eso solo lo enfureció más. Se sentía atrapado no solo en su cuerpo, sino en esa mezcla incontrolable de emociones.
Camilo alzó las manos en un gesto de calma. —Ale, escucha. Sé que es difícil, pero solo necesitas mantener la calma. No es para tanto, ¿vale? Solo son veinticuatro horas, y todo volverá a la normalidad.
—¡No lo entiendes! ¡No sabes qué se siente esto! —gritó Alejandro, sus manos temblaban y apretaban los puños. Su rabia aumentaba con cada segundo que Camilo hablaba con esa calma que ahora le parecía condescendiente.
Camilo frunció el ceño al ver que Alejandro estaba cada vez más fuera de control.
—Mira cómo te estás portando —dijo con una voz más fría—. Pareces una niña caprichosa que no tiene lo que quiere.
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CAMBIO... ¿Temporal? Les juro que es solo por la ciencia...
Teen FictionAlejandro lleva una vida aparentemente normal, cuidando de su madre y hermanas. Todo cambia cuando, en una noche de confidencias con su mejor amigo Camilo, confiesa su antiguo deseo de ser una chica. Lo que comienza como una experiencia intrigante...