𝘚𝘰𝘭𝘰 𝘮𝘪́𝘢.

106 10 6
                                    

.•*•.•*•.•*•.•*•.•*•.•*•.
_ Celos extremos / +18 /a'u mafia /bottom fem.
_ 🚩relaciones sexuales públicas.

.•*•.•*•.•*•.•*•.•*•.•*•.

𝑬𝒓𝒆𝒔 𝒎𝒊́𝒂, 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒎𝒊́𝒂 ¿𝒆𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒅𝒆𝒔?.

Su viscosa y ardiente polla se desliza por toda la suave extensión de esos pliegues vaginales, se mueve de manera lenta y juguetona torturando a su pareja, recorre de arriba a abajo asegurándose de llegar a todos los rincones posibles en el cuerpo blanquecino.

─ Hmmm. ─El pequeño gemido sensual escapa de los labios de Anubis, quien cierra momentáneamente los ojos disfrutando del placer que solo su pareja es capaz de otorgarle.

El grueso miembro es totalmente engullido por el caliente coño rosado de la mujer rubia, chupa y lame todo lo que está a su disposición dejando marcas moradas en la blanca piel.

La humedad de sus partes íntimas unidas crean un delicioso sonido de chapoteo, el chasquido de la pelvis morena impactando contra el suave trasero pálido es rítmico, aquellas pálidas nalgas están rojas gracias a las embestidas de parte de aquel enorme hombre.

La pequeña mujer rubia se concentra arduamente en no prestar atención a la presencia de la única alma que allí esta, sosteniéndose de los extremos de esa mesa, gotas de saliva resbalan de sus labios hasta deslizarse por su mentón, Sakata Kintoki busca averiguar ¿como demonios acabó así?.

Esa mañana todo había sido igual, desde despertar a las siete sin ver a su esposo al lado, prepararse el desayuno, seguido de asearse, arreglarse y arreglar la enorme casa donde vivía; a las doce llevar el almuerzo a su marido y después hacer las compras, ningún cambio en su rutina excepto... Oh, ya sabe que pasó.

Durante su visita al supermercado para reabastecer el alacena se topó con un chico, aproximadamente dos años mayor que ella, conversaron un poco y la acompaño a su hogar, jamas espero que Anubis se enterara de aquella conversación.

Ambos se casaron por mero compromiso para dar a luz a un descendiente de la familia, por ende su vida matrimonial es fría y seca, por ojos ajenos a sus vidas, pero la realidad es otra.

Ellos dos se aman, no saben cuando paso pero los dos se gustaron y se siguen gustando, pero los celos tóxicos de parte del egipcio son extremos, Kintoki tenía un límite limitado, por no decir nulo, de amistades masculinas y era vigilada todo el tiempo por su esposo.

Quizás fue por esa vigilancia que descubrió esa plática con aquel extraño.

Quizás fue por eso que le marcó cuando fue a su hogar tras hacer las compras.

Quizás fue por ello que al momento de entrar a esa oficina Anubis la beso y rompió su falda junto a la ropa interior.

Anubis es extremadamente celoso y tóxico, jamas le pegó, pero si evitaba que tuviera amistades masculinas con alguien que no conocía, por mucho que ella asegura que jamás lo dejará, nunca es suficiente para Anubis.

Ahora con eso en mente sabe que el haber pasado tras esas puertas y permitir que la ropa fuera retirada bruscamente daba acceso a cualquier locura. Siendo esta la peor, su esposo en medio de una junta importante con sus subordinados decidio seguir profanandola.

Pegada al escritorio escucha los leves temblores de voz del hombre que conversa con Anubis, sus gemidos suaves ante las penetraciones del moreno parecen que solo son un incentivo para ese extraño que parece llorar del miedo por la carpa de campaña que se alza en los pantalones azules.

Los murmullos de esa persona que hace lo posible por no verla la dejan avergonzada, enfoca toda su atención en el pene del mayor criminal del bajo mundo arrastrarse por cada pliegue de su vagina.

Un gruñido resuena desde el fondo de la garganta de Anubis, él se mantiene parado detrás de ese escritorio acribillando el cuerpo de su víctima; las lágrimas corren por las mejillas rojizas y el sonrojo hasta la puntas de las orejas, ojos desorbitados por el placer abrumador que recorre el cuerpo son una imagen digna de enmarcar en un cuadro.

Su coño húmedo y goteante aprieta con deseo el falo que la golpea en su punto dulce como un jodido martillo.

─ Agh~. ─Escucha de parte del cuerpo color canela. ─ Tienes el coño más delicioso de todos perra caliente ─aquel murmullo casi similar a un gruñido le eriza el cuerpo.

─ Mmjhp~. ─Gime como puede ante las estocadas ahora feroces de su pareja, el contrario siente como la vagina de la mujer se aprieta aún más alrededor de su polla, sabe que su amada esta cerca de orgasmo y no piensa negárselo, menos frente a ese tipo que tuvo la osadía de coquetear con ella.

Parando levemente sus movimientos de cadera jala desde el hombro a la de ojos celestes, la toma desde detrás de las rodillas flexionando su cuerpo quedando así Kintoki sentada sobre su miembro, embiste hasta el Fondo de su sexo con rapidez y profundidad haciendo a 𝘀𝘂 mujer retorcerse bajo su toque.

Sentándose en su silla extiende las piernas de la japonesa en el escritorio dejando más expuesto la entrada, los jugos de la rubia recorren aquellos carnosos muslos manchando el pantalón azul oscuro.

Kintoki apartó la mirada apenada de lo que su esposo hacía, la blusa de tirantes negra con estampado de flores es arrancada de su cuerpo, da un grito de sorpresa por ello y más aún cuando el sostén de encaje es igualmente retirado, rebotando conforme a las embestidas los enorme senos son exhibidos.

Intentando cubrir su desnudez Kintoki es detenida. ─ A-amor.. ¡Ahh~! B-basta. ─Suplica con un hilo de voz.

El castaño gime en su oído, ambas manos Nivea están apresadas con una sola del de piel bruna, estando ambas extremidades superiores sujetas al frente, estas apresan los enormes senos haciéndolos ver más apetitosos, y su única mano libre Anubis acaricia esos tiernos guijarros arrugados entre el dedo índice y el pulgar con sumo cariño.

Kintoki hace lo posible para no dar más gritos y controlar mejor su volumen pero el sonido de sus pieles húmedas chocando por los fluidos y el sudor que los recorre el cuerpo, es obsceno y sucio. El falo caliente, grueso y venoso del Chacal chapotea en la caliente cavidad vaginal de su mujer, sus ojos dorados se clavan en aquel tipo que jamás se fue del lugar, no por morbo, si no porque de hacerlo sería asesinado de inmediato por haber 'coqueteado' con la mujer del jefe de su padre, un silbido hace que eleve la mirada solo para mirar como el clítoris de la rubia es atacado por los dedos morenos, dando masajes circulares estimulando a la fémina, el orgasmo estalla de forma brutal y arrasadora manchando la verga del mafioso.

Anubis sonrie dando unas embestidas duras y rápidas, sentir como ese coño rosado lo aprieta para lograr ordeñarlo le hizo alcanzar las estrellas, derramó toda su semilla en la mujer empujando su polla hasta llegar al útero y asi crear un 'nudo' para asegurar su descendencia.

Mejillas rojas, sudor que perlea aquella lechosa piel y los ojos celestes desorbitados de la rubia fueron una imagen digna de ver, Kintoki esta desorbitada por el post-orgasmo que sufrió así que no podrá entender nada de lo que salga se los labios del egipcio.

─ Vuelves a hablarle ─empieza la plática. ─ O solo dirigirle la mirada y no volverás a respirar, ahora largarte. ─Asustado el lacayo obedece y Anubis queda solo con su mujer.

Kintoki tiembla, y es dejada de espalda contra el escritorio sucio. Sus piernas son abiertas provocando que el semen se escurra de su entrada, lamiendo el pulgar Anubis recoje su semen para volver a meterlo dentro de la cavidad femenina.

─ Toki, lo lamento cielo pero no debistes hablar con él. ─Responde a modo de disculpa el mayor entrando una vez más en ella, la intromisión despierta a la rubia que mira avergonzada a su esposo, ─ no vuelvas a hablar con otro hombre o de lo contrario. ─Eleva la pierna derecha de la mujer sobre su hombro, debido a ello las embestidas van más profundo. ─ Volveremos a hacer esto pero esta vez frente a todos mis subordinados y créeme cuando te digo que aquél que tenga una erección acabará con una bala en las bolas.

Kintoki tiembla y asiente. ─ D-de acuerdo. ─Sabia lo que pasaría si se enamoraba de ese sujeto y más cuando le confesó su amor, ahora deberá aceptar las consecuencias.

✦୧⊱𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬 𝐀𝐧𝐮𝐛𝐢𝐬 𝐱 𝐊𝐢𝐧𝐭𝐨𝐤𝐢. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora