𝘚𝘰𝘮𝘰𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘧𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢

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𝑼𝒏 𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐́, 𝒖𝒏 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒛𝒐 𝒋𝒖𝒏𝒕𝒐𝒔.

Se sentía cansado, el viaje había sido largo y dentro de una hora volvería a su hogar.

Se había ido de caza durante varios meses, ya que el conseguir alimento en los días más fríos del invierno se había vuelto muy difícil, por eso tuvo que viajar con más cazadores para así poder alimentar a su tribu.

A su mente llego un rostro palido y ojos celestes, realmente lo extrañaba más que todo lo material que le dieran.

No tenían una relación establecida, ya que solo calmaban sus celos o pasaban el tiempo juntos. Ninguno se animaba a ser sincero con sus sentimientos y por fin poder declarar su amor.

Son de corazón terco.

Muchos le aconsejaron que era mejor que se confesara de una vez, porque si no vendría otra persona y se lo quitaría, jamás creyó que eso llegara a pasar, grabé error pensó una hora después.

Al llegar a la aldea, varias caras conocidas los recibieron con alegría, él apenas y escuchaba lo que le decían, ya que solo veía para todos lados esperando ver esa cabellera dorada.

─ ¿Buscas a alguien? ─pregunto Ra, su abuelo y sabio de la tribu, con diversión al verlo tan distraído.

─ ¿Sabes donde está? ─inquirió sin siquiera tomarse la molestia de enojarse con él.

─ Lo vi hace un momento cerca de tu casa, pero debería...

Anubis ni siquiera espero a que el pelinegro terminara de hablar para salir corriendo aún con su mochila en sus hombros.

─ Jaja, amor joven. ─Se dijo el mayor de todos en la tribu.

Al llegar pudo ver la espalda del único rubio, un gruñido fuerte salió de su boca al ver que estaba con un joven menor, Kintoki al escucharlo volteo su cuerpo dejando ver un abultado vientre el cual sorprendió al de ojos dorados.

Anubis se quedó estático, casi en shock, por lo que sus ojos veían.

«¿Cuánto tiempo me fui?.» Se preguntó al ver el vientre del omega mayor, el cual aún lo veía sin moverse.

Observó de nuevo al joven de cabello bicolor, el cual esta muy cerca del rubio. A su mente llegaron muchos pensamientos, los cuales le hicieron hervir la sangre. Por un momento pensó en Kintoki engañándolo con Toth, pero negó, ya que en parte ellos no eran pareja, así que no había engaño alguno.

Por otra parte, eso no evitaba el querer golpear a Toth, pero si lo hacía temía qué Kintoki se enojara con él, y lo peor era pensar en el cachorro que estaba dentro del de lunares, la duda era clara en su rostro, negó de nuevo al pensar que el cachorro fuera de ese joven beta, esta seguro de que era de él o por lo menos eso deseaba creer con todo su corazón, "Lo mejor será hablar con Toki" se dijo así mismo, caminando hasta él.

Mientras se acercaba más al blondo, vio cómo el más joven de la tribu se iba dejándolos solos. Sus pasos se detuvieron al ver cómo el vientre del omega se movió. Fue algo casi imperceptible, lo cual tal vez ni se hubiera dado cuenta de no ser, porque sus ojos estaban fijos en su vientre.

De nueva cuenta se acercó al mayor hasta estar cara a cara, sus manos fueron directas a ese pequeño bulto el cual al sentir su toque se movió haciendo que su corazón latiera con fuerza, ni siquiera se dio cuenta de cuando sus ojos se aguaron empezando a derramar algunas lágrimas.

Levanto su rostro para ver al blondo el cual le regaló una radiante sonrisa.

─ Bienvenido a casa, Anubis.

✦୧⊱𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬 𝐀𝐧𝐮𝐛𝐢𝐬 𝐱 𝐊𝐢𝐧𝐭𝐨𝐤𝐢. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora