XXXI

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Capítulo 31: Despedidas solemnes

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Capítulo 31: Despedidas solemnes

- Cásate conmigo.

Rhea tosió bruscamente ante la abrupta propuesta. Tosió unos instantes más mientras Kronos le daba unas palmaditas en la espalda. Cuando se le pasó el ataque de tos, se volvió hacia Kronos con sus brillantes ojos verde mar abiertos y la boca abierta.

- ¿Estás loco? - se quedó boquiabierta y Kronos solo le dio esa sonrisa gigante que tanto amaba. Las líneas de su sonrisa se arrugaron y sus ojos dorados brillaron etéreamente.

- No, de hecho creo que ésta es la mejor idea que he tenido.

- ¿Casarme contigo? ¿Como marido y mujer? - Kronos frunció el ceño ligeramente, claramente ofendido por su tono de voz.

- ¿Soy tan malo? - Rhea sacudió la cabeza furiosamente y empujó a Kronos hacia la hierba alta de la llanura africana. Kronos se cayó y se rió.

- ¡Claro que no! Simplemente... no pensé. - hace una pausa para ordenar sus pensamientos. - Simplemente no pensé que quisieras casarte conmigo. No sé si soy la elección correcta para reina.

- ¡No digas eso! - exclamó Kronos horrorizado. - ¿Con quién más querría casarme? - se movió para sentarse frente a Rhea y tomó sus manos entre las suyas. - Eres la única a la que he amado, la única a la que amaré. Eres la única persona para mí. Nadie merece ser reina más que tú y sé que contigo a mi lado podemos ser los mejores gobernantes que los Cielos hayan visto jamás. - su voz era apasionada y Rhea sintió que una sonrisa se dibujaba en su rostro y comenzó a asentir. Pero tenía algunas condiciones antes de poder aceptar.

- Nunca podrás serme infiel—le advirtió y Kronos sonrió, como si supiera que ella iba a aceptar—. Abandonarás a todos los demás; no toleraré un marido mujeriego. Seré tu única esposa, tu única reina. Rhea no podía ser su madre, no podía soportar la idea de convertirse en la persona trágica y llena de ira que era Gea. Kronos se limitó a soltar una risa amorosa, como si pensara que ella era la persona más divertida que jamás haya vivido. Tomó su rostro entre sus manos y le dio besos por todo el rostro antes de apartarse y colocar uno de sus rizos negros y salvajes detrás de su oreja.

- Mi corazón. - comenzó, su voz más suave de lo que Rhea jamás creyó posible y se levantó, tirando de Rhea para ponerla de pie. Y luego, para total y absoluta sorpresa de Rhea, se arrodilló a sus pies. Kronos Ouranio, el Rey de los Cielos y la Tierra y el Titán del Tiempo se arrodilló a los pies de Rhea. Solo Rhea, ella no era una reina, ninguna gran Primordial. Y sin embargo, se arrodilló a sus pies. La miró con total adoración. - Te hago este juramento. - luego su voz bajó varias octavas, convirtiéndose en el tono Antiguo y Poderoso que venía con la Lengua Antigua.

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