Freedom, messages and a book

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Al regresar de la granja Verger Will podía sentir que un gran peso había sido retirado de sus hombros, tras aceptar el ofrecimiento de Hannibal había dudado pues no sabía si se arrepentiría después pero no era así. Probablemente era por la adrenalina que aun sentía.

Sabía que Hannibal no lo llevaría a su casa y así fue terminaron nuevamente en la casa del acantilado lo cual tampoco le molestaba. ¿Por qué? ¿Acaso estaba experimentando el síndrome de Estocolmo? No lo creía, eso era algo más.

Al conocerlo en la oficina de Jack si bien es cierto que se comportó de manera un tanto hostil con él, la realidad es que no lo había detestado, desde ese momento sintió la necesidad de verlo a los ojos posterior a eso siempre que podía hacía contacto visual. Le gustaba hablar con él y sus sesiones eran probablemente lo mejor de su día, ya que en estas podía relajarse y decir todo lo que pensaba.

-Hemos llegado Will.

Will volteó a ver la casa a través de la ventana del auto, estando dentro no había podía notar la impresionante arquitectura de la misma.

-¿No te gusta la casa?.- Pregunto Hannibal.

-Me sorprende que sea de cristal.

-Muy propiada para ti.- Will volteó a verlo.- Existen pocas personas que son arte y solo deberían ser vistas por otras a través de un cristal.

-¿Al autor de la obra también le aplica esa regla?

-Eso depende.

-¿Del autor.?

-No siempre, hay obras tan deslumbrantes que tienen vida propia, no pueden ser contenidas. Toman sus propias decisiones sobre ellas y sobre la vida del autor mismo.

-¿Qué tipo de obra soy?

-No es de buena educación contestar con otra pregunta pero ¿Tú cual crees?.- Hannibal le sonrió de forma dulce mientras acomodaba en mechon de pelo de Will.

Nuevamente el toque no le incómodo.

Ambos bajaron del auto y se dirigieron a la casa, Will pudo ver que Hannibal la abría con una especie de clave pero no logro ver los últimos dígitos.

La puerta abrió e ingresaron, el mayor le dijo que ambos deberían ir a darse un baño, sabía que la casa tenía otras dos habitaciones así que cada uno se metió a la propia.

Él agua tibia hizo que sus músculos se relajaran, el agua empezó a correr por todo su cuerpo y es como si todas las dudas se fueran disipando y la claridad llego a él. De repente fue conciente de lo que hizo, había sido participe del asesinato de alguien a sangre fría. ¿Por qué no sentía remordimiento? Había fantaseado con asesinar a Matt en el momento en que lo sintió encima de él. Extrañamente ese sentimiento fue él que lo mantuvo cuerdo durante todo el acto pero supuso que era una reacción normal por lo vivido.

Pero ahora era diferente y no sabía explicarlo.

Al terminar bajo a la cocina en donde Hannibal ya lo esperaba, estaba usando ropa bastante casual, no recordaba haberlo visto usando algo que no fuera un traje de tres piezas. Le sentaba bien.

-Siéntate por favor.- Le extendio un plato frente a él.- Filete de pescado salteado con verduras al vapor puré de papá y betabel, de postre pan de chocolate amargo con frutos rojos.

-Increible que hayas hecho esto en 20 minutos.

-En hora y media, fue el tiempo que tardaste en la ducha.- Will se sorprendió.- La masa del pan ya la tenía la había dejado reposar en la mañana y solo tuve que meterla al horno y emplatarla. Espero lo disfrutes.

Wicked loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora