STANDARD VERSION GÓTIC

Tu oscuridad

He ido muy lejos con esta locura. Si sigo así terminaré matando a alguien por su culpa. Tendré que hablar con mis padres de esto.

-Hijo, pensé que ya te habías recuperado de esto, pero tuviste una recaída cuando comenzaste a frecuentar con ella en la iglesia y el campamento.

- Si papá y la voy a volver a ver cuando salga a comer pizza con mi ministerio por el día de San Valentín.

-Para que estes dejando de escuchar voces que murmuran que ella tiene novio, que ha estado con varios, que sale con uno y con otro, te llevaremos al psiquiatra para que te recete de nuevo esas pastillas ¿Ya cholo?

-Ya papá.

Le conté al doctor que me sentía preocupado y estresado por las cosas que escuchaba de ella en todos lados. Me recetaron otro tipo de medicamento para disminuir la producción de dopamina. El efecto llegó al siguiente día. Desperté como un ángel. Noté cómo las voces se hacían más lejanas hasta no poder distinguirlas.

Casey me decía cosas como: <<Solo me sacas celos>><<Te odio Tayloor>><<Ayy, como te odio>><<Eres malo, malísimo>><<Vas a pagar tus atrocidades, te acordarás>>.

El día de la cena llegó. Mientras comíamos, el líder Mateo comenzó a preguntar a cada uno de los chicos cómo les gustaría que fuera su pareja físicamente. Muchos decían blancas, rubias, trigueñas, las mujeres decían altos, de ojos claros, hasta que llegó el turno de Casey.

-Y a ti Casey, como sería tu chico ideal?

- Noo, jajaja no lo voy a decir.

- Dilo, todos están que lo dicen, vamos – le insistió Mateo.

- Está bien – dijo y se puso seria - A mí siempre me han gustado los morenos.

- Los negros? – dijo el líder.

- Si y que sean altos.

Hubo un gran silencio en la mesa.

-Ah, bueno. Los morenos tienen una piel muy resistente a las arrugas.

-Si, me gustan mucho – dijo Casey frunciendo las cejas.

Mi cara no podía hacer ninguna expresión y mis ojos comenzaron a enrojecer. Quería irme de ese lugar. Estoy lleno de cólera por lo que dijo. De todas las mujeres que había, tenía que ser ella la de esos gustos. Por eso es que me ignora tanto por ser trigueño y de mediana estatura.

Llegó mi turno:

-Bueno a mí siempre me han gustado las rubias, pero como es difícil de encontrar una, me conformaría con una chica trigueña de cabello corto y flequillo. Pero más que nada, quiero que mi idónea haya guardado su cuerpo como yo para poder lograr una relación inocente, pura y perfecta.

-Si, tienes razón – dijo Casey mirándome a los ojos.

Yo solo la miré un segundo y seguí comiendo. Mi cara seria me duró todo el día.

Llegué a mi cuarto y me encerré. Eran las 10 p.m. Respiré y escuché una voz.

-El mai está desilusionado porque a Casey le gusta negros fuertes como nosotros y no el paliducho como el loquito que vive acá – escuche la voz de los negros de nuevo a lo lejos.

Comencé a hacer mi vibración con el diafragma y el sonido de mi bostezo. Estoy decidido a matarlos.

-Mai, no lo hagas por... por favor... ya basta mai.

Me imaginé que cogía todos sus órganos de su caja toráxica y los sacaba por su boca una y los volvía a meter una y otra vez.

-Siento náuseas mai.

-Yo también mai – decían ellos.

Finalmente, los exprimí con mis manos por el tiempo necesario para que mueran asfixiados. Me tiré a mi cama cansado por haber hecho mucho esfuerzo con mi diafragma.

Al otro día, desperté amodorrado, no tenía ganas de nada, pero tenía que ir a la reunión de mi célula. Fui porque no tenía ningún plan de salir con mi familia o amigos.

-Chicos, ustedes deben ser íntegros. La manera en que son en la iglesia deben serlo en la casa. No lo hagan por el que dirá la gente sino porque el qué siente Dios cuando los ve a solas, en la intimidad. Unos aparentan ser amables con todos, pero en su corazón hay odio y resentimiento hacia alguien. ¿Cómo podrían agradar a Dios así? Deben adorar a Dios con su cuerpo santo para poder agradarlo.

La palabra me llegó al corazón. Siento que Dios mismo me dice a la cara: Hijo, mira, esto estás haciendo mal, estas odiando, no has matado nunca, pero en la mente ya lo hiciste, debes arrepentirte. Y cuando estuve a solas, así lo hice. Me costó gritos, quejas y puños cerrados llenos de cólera. Había en mí mucho resentimiento con la gente. Toda esa oscuridad lo entregué a Dios y pedí que me renovara y me haga un nuevo hombre, un hombre sabio.

En la cena hablé frente a todos:

-Familia, no he sido integro. Lo que creía no iba acorde con lo que hacía y pensaba. Ahora lo declaro frente a todos: Decido ser un hombre de fe para que Dios y mis seres queridos se sientan orgullosos de mí.

-Muy bien hijo, es una buena decisión, pero es un camino difícil.

-Sí, yo daré mi vida por los demás, ya lo verán.

-Hijo, que no sea para creerte superior, sino que sea por amor por los demás.

-Amor? Si, claro.

Mi papá me miró como diciéndome que aún hay mucho que aprender.