La extraño

227 26 1
                                    

Dos semanas sin saber nada de Jisoo, ni siquiera veía los mensajes. Lisa sólo me decía "No la he visto, de seguro está pensando las cosas".

Ya había descubierto quien fue la persona que envió todo eso a Jisoo, resulta que fue Suzy y otras dos chicas. No les reclamé, sólo les dije que ya no se metieran en mi vida privada nunca más.

La campana sonó indicando el fin de todas las clases, últimamente estoy muy desanimada. Jisoo era mi todo.

Caminé hacia la salida a paso lento, ya no salía corriendo como antes para ver a Jisoo, ahora sólo caminaba lento.

—Jisoo, te extraño... —susurré saliendo de la universidad.

Empecé a caminar mirando hacia al piso, me sentía tan mal como si algo me hiciera falta. De repente sentí a alguien abrazarme por detrás.

.
.
.
.
.

—Voy arreglar las cosas con ella, la extraño mucho y ya no soporto estar lejos de ella —habló Jisoo con un puchero.

—¿Hablas de Rosé? —preguntó Jennie.

—Sí. Voy a dejar que me explique todo.

—Eso es bueno, no me gusta verte llorar en la hora de patio —comentó Jennie.

—Debería ir hoy a su universidad.

—¿Eres tonta? Hoy habrá clase extra así que vamos a salir tarde y por lo que recuerdo, hoy Rosé sale a las dos —dijo Jennie.

—Cierto, me había olvidado de eso por completo —suspiró triste.

—¿En serio la quieres ver lo antes posible? —preguntó al ver a su amiga con una expresión triste.

—Claro que sí... Llevo dos semanas sin verla y no le pude mandar un mensaje porque no tengo mi teléfono mi mamá me castigo —lloriqueó.

—Te ayudaré, sólo dime la razón por la cuál tu mamá te quitó el teléfono —propuso con una sonrisa.

—No te voy a decir, es algo vergonzoso —giró a ver a otro lado.

—Está bien, como quieras. Pensé que harías cualquier cosa por ver a Rosé —habló cogiendo un bolígrafo y empezó a escribir algo en su cuaderno.

—¡Tú ganas! ¡Te diré pero ayúdame a ver a Rosie! —suplicó cogiendo la mano de su amiga.

—Soy todo oídos —Jennie sonríe.

—Me castigó porque le lancé el celular a mi padre en la cara mientras lloraba, me pasaron eso pero lo que no me pasaron fue que me acabé todas las chuches y en la mañana andaba con una infección estomacal —relató Jisoo—. La cosa se puso fea cuando saliendo del hospital me puse hacer berrinche porque no me querían comprar más golosinas.

Jennie soltó una pequeña carcajada

—Faltan diez minutos para las dos, levanta tu trasero y sígueme —salió de la biblioteca.

Jisoo guardó todas sus pertenencias rápidamente y caminó detrás de su amiga.

Llegarán hasta la barda de la escuela.

—Yo te levanto.

—No me pienso brincar esa barda de casi dos metros o más —negó dando pasitos hacia atrás.

—¿La quieres ver o no? —Jisoo asintió— Pues está es la única forma de salir antes, sube.

—Cógeme bien, no me quiero morir  —lloriqueó.

—Deja el drama, Jisoo.

La pelinegra subió a una caja y después Jennie le ayudó a brincar la barda. Cuando ya estaba arriba de la barda le entró un pequeño pánico.

—Jennie ya me dió miedo, ayúdame. Ya no quiero —hizo un puchero.

—Jisoo, sólo salta y ya. No te va a pasar nada, no está tan alto —habló—. Hazlo por Rosie.

—¡Hey! No tienes permitido decirle Rosie —frunció su ceño.

—¡Sólo salta! —gritó desesperada.

Jisoo asintió con mucho miedo, saltó hacia el otro lado, cayó de rodillas y sus manos se rasparon un poco por el impacto.

—¿Estás bien? —preguntó Jennie del otro lado.

—¡Gracias Jen! ¡Te veo mañana! —gritó y salió corriendo de ahí rumbo a la universidad donde estudiaba Rosé.

Llegó agitada a la universidad y justo a tiempo, los estudiantes están saliendo. Empezó a buscar con la mirada a su Rosie, hasta que la vio salir. Se veía muy mal, sin dudarlo un poco fue corriendo hasta ella para abrazarla por detrás.

Rosé giró sorprendida.

—¡¿Jisoo?! ¿Qué haces aquí? —cuestionó la mayor volteando a ver a la más baja—. Espera, ¿esto es un sueño o algo parecido?

—No es un sueño, soy Jisoo y vine para arreglar las cosas. Ya no soporto estar lejos de ti —hizo un puchero.

—Te extrañé mucho  —abrazó una vez más el cuerpo de la menor—. Soo...

La rubia soltó unas pequeñas lágrimas que fueron limpiadas por la menor.

—Vamos a tu casa para arreglar las cosas —cogió la mano de Rosé.

—Espera —observo los raspones que tenía las suaves manos de Jisoo—. ¿Qué te pasó?

—Eh bueno, me salte una barda para venir a verte y al momento de caer me raspe pero no me duele, tranquila  —sonrió.

—Primero vamos a una farmacia.

.
.
.
.
.

—Ahora entiendo porque no contestabas...

—Entonces, ¿desde que me conociste dejaste tu lado fuckgirl?  —Rosé asintió.

—¿Pero por qué lo ocultaste? —cuestionó Jisoo.

—¿Me hubieras hecho caso si te decía que era un fuckgirl? —Rosé miró como Jisoo veía sus manos.

—Tal vez... No sé, pero tampoco me gusto que me ocultaras algo importante. Me hubiera gustado mucho que tú me lo hubieras dicho en vez de enterarme de otra forma —Jisoo observó a Rosé.

—Tenía miedo... —giró a otro lado.

—Oye... ¿Esa vez te enojaste porque me negué a tener relaciones sexuales contigo o hubo otro motivo? —cuestionó nerviosa y con un sonrojo en sus mejillas.

—No me enojé contigo, estaba molesta conmigo misma —cogió la mano de Jisoo con delicadeza—. Sentí de alguna u otra forma que te estaba obligando y casi te tocaba sin tu permiso.

—Yo... Quiero hacer el amor contigo, Rosie —su cara estaba roja y mordía su labio inferior nervioso.

—Soo, no quiero incomodarte. Debes estar segura, no quiero que lo hagas solo porque te sientes obligada a algo así —contestó Rosé acariciando la mejilla de Jisoo.

—Entonces... ¿Me puedes dar un besito? Realmente extrañé mucho tus besitos —se acercó a Rosé—. ¡Espera! No somos novias todavía, no nos podemos dar besos.

La rubia ríe ante eso y después se puso de rodillas.

—Kim Jisoo, ¿aceptas ser mi novia?

—Sí. Acepto —cogió las mejillas de Rosé y depositó un delicado beso en sus labios.

—Realmente te extrañé muchísimo, Jisoo —volvió a besar los labios de la coreana.

—Llámame Soo —pidió con una pequeña sonrisa.

—Está bien, Soo —ríe.

La fuckgirl está ¿enamorada? || ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora