¡Park me rechazó!

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Un grupo de chicas estaban secreteando mientras Rosé sonreía escribiendo
algo en su teléfono.

—Últimamente está actuando muy raro —habló una rubia mientras retocaba el maquillaje de su amiga.

—Lo sé... Siempre está con su teléfono escribiendo. Antes solo sacaba su teléfono para ver la hora y ahora no lo suelta ni para ir al baño.

—¿Estará obsesionada con un juego? —se cuestionó una pelirroja anotando algo en su cuaderno.

—Tal vez, ya sabes como es Roseanne. Sale un juego y no para de jugarlo — comentó otra.

—Como sea, hoy quiero tener algo de diversión antes de que inicien las clases —dijo la castaña levantándose de su asiento, caminando hacia Rosé, la cual escondió su teléfono en el momento que la chica estuvo demasiado cerca.

Sus amigas solo observaban como la rubia sonreía coqueta y Park solo
asentía.

—Entonces, ¿vamos al baño? —cuestionó tocando los hombros de Rosé.

—No, gracias —cogió su mochila y salió de la cafetería a pasos apresurados.

La chica se quedó boquiabierta y caminó hasta la mesa donde estaban sus amigas.

—¡Park me rechazó! —gritó.

Sus amigas la miraron sorprendidas.

¿Park rechazando a alguien? Imposible.

—No es un tonto juego el que la tiene así, es un alguien —aseguró sentándose.

—¿Crees que ese "alguien" estudie aquí?  —preguntó la pelirroja.

—No lo sé. Tal vez —la rubia suspiró.

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—Unnie, ¿Le puedes decir a los maestros que me fui porque me sentía mal? —le preguntó a la mayor, la cual la observo con una expresión de confusión.

—¿Otra vez? La semana pasada me pediste lo mismo. ¿Qué tanto haces? —interrogó

—No le puedo decir... No en estos momentos —dijo mirando el reloj de su muñeca—. Tengo que irme pero prometo que le contaré después.

—Está bien, mocosa —acepto dándole unas palmadas a la menor—. Espero que no estés haciendo nada malo eh.

—No es nada malo, es todo lo contrario —dijo con una boba sonrisa.

—Okey. Me voy y suerte con lo que sea que hagas —se despidió de la menor y fue a su aula.

—Todavía tengo tiempo de comprarte unas golosinas  —murmuró viendo su reloj.

Salió casi corriendo de la escuela con dirección hacia la preparatoria que estaba como a dos calles de su universidad.

Pasó a una cafetería a comprar unos cupcakes de vainilla y chocolate, después se arregló un poco su ropa, se echó perfume y peino con su mano su flequillo. Suspiro un poco y camino tranquila hacia la preparatoria donde la estaba esperando una tierna pelinegra sentada en una banca.

—¡Rosie unnie! —gritó feliz la menor viendo a la rubia a lo lejos.

Rosé sonrió en grande y se apresuró a llegar con la menor.

—Hola, Soo. ¿Te hice esperar mucho? —cuestionó tomando asiento al lado de la menor.

—Nop. Acabo de salir hace poco — respondió con una pequeña sonrisa
gomosa.

—Te traje este pequeño detalle, espero te guste —le entregó la caja con seis cupcakes, la pelinegra sonrió muy emocionada y tomo la caja.

Al momento de tomarla rozó sus dedos con los de Rosé, provocando un lindo sonrojo en las mejillas de la mayor.

—Gracias, Rosie —mordió el cupcake soltando un pequeño gritito cuando saboreó el postre—. Prueba unnie, saben delicioso

—Está bien —mordió el cupcake que tenía Jisoo en su mano.

Ambas comieron cupcakes muy felices en esa pequeña banca afuera del instituto donde Jisoo estudiaba.

Por qué sí, Park Roseanne se escapaba todos los jueves de la universidad para ver a su conejita.

La fuckgirl está ¿enamorada? || ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora