Especial ''El Bosque''

36 9 5
                                    

Lo dije. Lo dije desde el inicio. No era una buena idea. El Bosque era muy peligroso para los humanos, para todos los humanos... ¿Todos?

- Vámonos-

Le pedí otra vez. No dijo nada. Siguió avanzando en la espesa maleza que era la frontera con El Bosque.

- Deja de ser llorica. Las leyendas que se cuentan sobre este lugar son una treta-

Las mismas palabras. Siempre me las decía siempre. Siempre decía que era un cobarde y llorica. No lo era. No era un cobarde o llorica, solamente era ingenuo. Mamá y papá me habían dicho que nunca entrara. Mamá y papá me dijeron que podía no volver con vida.

- Por favor, volvamos-

- ¡¡¡No!!! ¡Ya me tienes harto! ¡Nos vamos a adentrar en El Bosque y la supuesta magia del lugar te va a matar! ¡¡Es la única forma de que vuelva a ser hijo único!!-

Como si de un cuchillo se tratará, mi estomago sintió el ardiente y desconcertante dolor. ¿Mi hermano quería matarme? ¿Quería que desapareciera? Yo era un niño de 8 años y él tenía 16, le resultó muy fácil agarrarme y llevarme hasta El Bosque. Trate de luchar y evitar que me arrastren. ¿Pero qué podía hacer yo? Un niño contra un adolecente. Un cuervo contra un buitre.

Como si el cielo se apiadara de mí, empezó a derramar frías lágrimas. Su llanto pasó de ser el de un hueso roto al de una madre que había perdido a su amado hijo recién nacido. A lo mejor eso era lo que sentía el cielo. Qué le habían arrebatado a su hijo. Un hijo que apenas había visto, abrazado o besado. Gracias a las incontables súplicas del hijo, el cielo llamó a aquellos que le requerían.

Amenazó con dejar de proveer alimento a la tierra, para que se secase.

Advirtió con vuelos imposible de sobrevivir a las aves, para que fueran atadas a la tierra por la eternidad.

Coaccionó a las fuentes de agua diciendo que no les devolvería el agua que le entregasen, para que se vacíen y los animales marinos y terrestres fallecieran.

Ante esto, todos oyeron las palabras que exigía el cielo. Acudieron al rescate del joven niño. A mi rescate.

Una ágil ardilla saltó al rostro de mi hermano y lo empezó a arañar sin piedad alguna. Mi hermano me soltó inmediatamente y trató de luchar contra el pequeño mas rabioso animal. Mi cuerpo reaccionó casi de inmediato. Eché a correr sin mirar atrás. Tras haber corrido un buen tramo pude escuchar las pisadas detrás de mí. Pocos segundos. Pocos segundos hicieron falta para que las manos callosas de mi hermano rozaran mis brazos delgados. Otra vez supliqué y otra vez el cielo me oyó.

Una gran arpía descendió de la corona verde y espesa de los árboles y se dirigió hacia mi hermano.

No vi nada. Simplemente corrí sin parar mientras gritos de ira y rabia se deslizaban del pico de la arpía, pero miles de gritos de agonía y dolor cantaba mi hermano. Estaba a una distancia prudente cuando me volví. Me di rápidamente cuenta que la arpía no era el único ser que trataba de matar a mi hermano.

Unos imponentes lobos lo rodeaban y añoraban hacerse con un minúsculo trozo de la carne de él. Las abejas picaban sin piedad su ser, como si tuvieran algo personal contra él. Una manada de cuervos lo rodearon y lo picoteaban con esmero. Me estaban cuidando de él.

Ese día, con el cuerpo fallecido de mi hermano a mi lateral, con cuervos rodeándome y cerciorándose de mi estado, con una imponente arpía que graznaba y ordenaba, me volví hijo otra vez. Me volví El Hijo de El Bosque.

BOSKETBATTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora