Raymond movió mi silla y me permitió sentarme. Habíamos reservado la mesa de la terraza que daba al parque principal.
— ¿Qué vas a querer?—
Me preguntó con una sonrisa mientras el sol hacía relucir sus cabellos dorados heredados por parte de mi padre y sus ojos grises reflejaban algo que había reinado hasta hace pocas horas. La niebla densa que había logrado que cancelaran las clases durante 2 días. Él sabía lo que iba a querer, pero el hecho de que me preguntará me dio un poco de control. Él sabía cómo controlaban mi vida al igual que la suya, pero, muchísimo, más la mía.
— Una manzanilla—
Esbocé una sonrisa al responderle. Dio media vuelta y se fue a pedir. Tras unos minutos sentí que alguien se sentaba y dirigí mi vista hacia él.
— No creí que viniese tan... ¿Erick?—
Erick soltó carcajadas pero algo me decía que me equivocaba. Pocos segundos después reaccioné. Ropa de niño rico que cubría su cuello por lo tanto su tatuaje del que estaba tan orgulloso, perfume con olor a cerezo, nada de piercings y unos ojos color añil.
— Casi, Elliot. Aunque ambos somos E. Evans—
— ¿Qué haces aquí?—
— Quería conocer un poco a la nueva—
Una sonrisa de inocencia. 'Inocencia'. Era experta detectando esas sonrisas. Esas sonrisas que las personas normales ven comunes, pero aquellos que convivimos con monstruos conocemos su significado. 'Una dulce pieza en mi juego nuevo'. Incluso sus ojos añil lo delatan. 'Otro peón que sacrificar para cuidar al rey'. Que idiota. En un reino solo puede haber un rey. Kieran no es el tipo de persona que dejará caer. No. Él luchará, romperá huesos, tendones y cráneos. No caerá. No lo permitiría el emperador.
— Eres como la vida ¿Te lo han dicho antes? Amarga, pero si la tratas bien dulce—
Ya me lo imaginaba. Elliot en el suelo sangrando. Sin ojos, la lengua cortada y la nariz rota. Sus extremidades totalmente deformadas y destruidas. El Diablo está sobre él, con una escopeta en su mano. Disparando seguidamente sobre el cuerpo sin piedad. No es la primera vez que lo hace.
— Y tú como el Sol—
Un elogio venenoso salió de mi boca. Él era Sol. Brillaba siempre sobre todos. Aunque en la vida real es mayor a ojos poéticos la Luna gana.
Él sonrió como si no se diera cuenta del veneno. Me crié con monstruos, este era un pardillo que no conocía el verdadero peligro.
— Raymond está tardando mucho ¿No crees? —
— Hay demasiada cola. Es un lugar muy conocido—
Me explicó. Sabía que su presencia me incomodaba pero forzaba la conversación.
— ¿Cuántos hermanos tienes, preciosura? Yo solo he contado 2—
— Tengo 4—
— ¿Tienen alguna afición? —
Quería ver las caballerías que mi familia guardaba. Quería ver a quienes debía domar y como.
— Las artes marciales. Boxeo, judo, karate y lucha libre—
Le dejé muy claro la realidad. En un cuerpo a cuerpo estaba más que muerto. De un solo golpe de Kieran podía ir al Helheim.
—Tipos peligrosos. Eras la reina de tu instituto ¿No? —
No. Nunca lo fui. Era un fantasma que nadie veía. Que nadie notaba. Me acostumbre a serlo.
—No, verdaderamente. No me gusta destacar—
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BOSKETBATT
Mystery / Thriller'' Ojalá nunca hubiéramos pisado ese pueblo. Ojalá nunca hubiera intercambiado palabras con ese repugnante traidor. Ojalá... tus labios nunca hubiesen quedados grabados en mi memoria'' En busca de libertad, Emily entró a una jaula. Una jaula gigante...