Miro mi silueta en el espejo de mi nueva habitación en el centro de menores. La superficie perfectamente pulimentada me permite observar perfectamente mis rasgos. Definitivamente, tengo una cara que puede ser definda como 'normal': ojos redondos y negros completamente, de un tamaño considerablemente grande en relación al resto de mis facciones, pequeñas y sútiles. Nariz corta y achatada, labios finos, habitualmente cortados y sangrantes debido a mi manía de arrancarme los restos de piel resecos. Tengo los dientes pequeños, rectos y de un blanco radiante a excepción de pequeñas manchas. Mi rostro tiene un aspecto juvenil, debido fundamental a la redondez de mi cara y a mis gruesas y carnosas mejillas.
De repente, recuerdo que debo hacer lo que el doctor Mellton me recomendaba todas las mañanas. Intento que no se me olvide nada y, en voz alta, recito lo mismo que todos los días:
-Me llamo Katherine Eastwood, aunque todo el mundo me conoce como Kath. Tengo dieciseis años, mi cumpleaños es el trece de septiembre. Mi padre era Harold Eastwood, mi madre Thais Eastwood y mi hermano pequeño, al que tengo que ir visitar al hospital todos los días, se llama Harry. Harry Eastwood. Nací en Glenwood Spring, Colorado; pero nos mudamos cuando yo tenía seis años a Nueva York. El día trece de septiembre del año pasado, mientras mi padre conducía con destino a Long Island, un camión conducido por un borracho iba en dirección contraria y chocó contra nosotros. Mi madre murió en el acto.Mi padre, según me han dicho, murió tras luchar tres horas y media en el quirófano. Mi hermano sigue en coma.Yo me fracturé la tibia y tuve una hemorragia cerebral debida al impacto que sufrí en el lóbulo temporal. No recuerdo nada de mi vida pasada y repito esto como un puto loro para arruinarme las mañanas y recordarme que mi vida es y será una mierda.-Por supuesto, esto último lo incluyo yo como dato.-Ah, y me encantaba leer.
Sonrío como puedo y me desvisto para darme una ducha rápida. Entonces, al abrir la puerta del baño, me alegro de mi tan pequeña estatura. Nunca antes mi metro sesenta me había ayudado tanto, pues el techo de la ducha estaba inclinado y la alcachofa de la ducha se hallaba pegada al techo, colgando solo a dos centímetros de mi cabeza.
Dejo que el agua caliente recorra mi piel destensando los músculos, ligamentos y tendones, acostumbrados a sufrir las consecuencias de mi implacable estrés.
Tras enjabonarme y aclararme seguidamente, salgo de la ducha con cuidado. Al sentir el contacto del frío suelo de baldosas contra la piel de mis delicados pies, pegué un pequeño respingo. Me enrollé una toalla blanca alrededor de mi cuerpo y salí del baño.
Abro mi maleta y cojo lo primero que me gusta. Una camiseta roja, unos leggings de cuero y una cazadora de cuero también. Me pongo unos calcetines y calzo mis benditas Airmax 90 rojas.
Recojo la ropa sucia, y quién dice recoger, dice amontonarla sobre una esquina del cuarto.
Lleno los bolsillos de la cazadora de un paquete de Marlboro, un mechero, mi móvil y los cascos. Salgo de la habitación tranquila, andando con seguridad hacia el comedor, la gente me mira por los pasillos. Es un centro pequeño, con menos de 300 jóvenes que han cometido pequeños delitos, es normal que se alarmen al saber que Kaos (así me conocían en la calle) Harrison estará bajo su techo. Muchos de ellos saben quien soy pero nunca me han visto, incluso piensan que soy del sexo masculino a veces antes de conocerme.
Saco mi Iphone del bolsillo y me pongo los cascos. Comienza a sonar Crazy de Aerosmith pero la cambio. Busco mi canción favorita y la pongo: Rocket Queen de Guns n' Roses.
Es tan sucia y sencillamente genial que la asocio conmigo. Lo sé, hay pocas chicas que se consideren sucias...Pero, la verdad es que prefiero juzgarme yo misma antes de que lo hagan una panda de imbéciles.
Giro la cabeza ante unos pequeños toques en el hombro. Un chico de ojos verdes y cabello rubio parecía estar intentando hablar conmigo.
Me saco el auricular derecho y lo dejo colgando.
-Más te vale que sea importante, me estoy perdiendo la mejor parte de mi canción favorita para escucharte-digo cortante.
El chico sonríe
-¿Kaos?- pregunta
-La misma.- respondo con indiferencia
- Bienvenida al centro, soy Nathan Rose.
-Que te jodan-digo volviendo a colocar el auricular en su lugar.- No te doy una hostia porque te apellidas como Axl.
Y sigo caminando en busca de la cafetería.
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Remember?
Teen Fiction-Nada volvió a ser como antes... ¿Pero que coño estoy diciendo?-suelto una carcajada llena de rabia entre lágrima y lágrima- No sé cómo era antes, ¡Jodida pérdida de memoria! Nathan me mira con sus profundos ojos verdes. Siempre he pensado que tiene...