SIETE

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Salgo del coche tranquila, como si en realidad no me importase tener cierta libertad.
Tras ver como el conductor pisa el acelerador, inspiro todo el aire que mis pulmones permiten y lo suelto lentamente, disfrutando de cada instante de libertad que tengo.
Tras esto, me dirijo hacia el interior del hospital.
He recorrido tantas veces los pasillos de este edificio que inconscientemente mis piernas me llevan hasta la segunda planta, a la habitación del final del segundo pasillo a la derecha.
Toco dos veces la puerta, por si hubiera alguien dentro, aunque se que la respuesta es no. Acto seguido, la abro y miro al niño de cabello rizado tumbado en la camilla.
Me siento junto a él y le cojo la mano. Es extraño que, a pesar de no recordar nada de él ni de ninguno de los momentos que pasamos juntos, sienta tal apego por él...
El pecho de Harry, mi hermano pequeño, sube y baja tranquilo.
A veces le envidio, él no tiene que sufrir la pérdida de su anterior vida. Sólo tiene que respirar, lentamente...
Su mano es suave y cálida, tan pequeña que cabe en la mía. Sólo tenía seis años... Ahora tiene ocho y está aquí, en coma...
De verdad que si creyera en Dios, le rezaría por Harry. Ningún niño se merece esto.
Miro el móvil, un whatsapp de Alex diciendo que baje, que están esperándome en la puerta del hospital.
Decido bajar, Miller no había aparecido todavía, por lo que no creo que se enfade si dejo a Harry solo unos minutos.

-Luego vuelvo, Harry. No despiertes hasta que no esté-le digo.

Le suelto la mano y corro por el hospital.
En la planta baja, relajo el ritmo y camino con lentitud hasta la puerta.
Salgo y miro hacia ambos lados, tratando de localizar a mis amigos.
No están por ninguna parte... Cojo un cigarrillo de la tabaquera y lo enciendo.
La primera calada me sabe a gloria. Fumar sin estar encerrada es mucho mejor.
Llevaba tres caladas cuando vi a Alex corriendo hacia mí con decisión.
Instintivamente sonrío.
Cuando me tiene lo suficientemente cerca, me abraza muy fuerte.
-Alex, no te me pongas así en público ¡tenemos una reputación que mantener!- digo despegándome de ella
-Calla y dame de esa mierda-dice refiriéndose al cigarro
así me gusta, chica dura-se ríe y le paso el piti.
Chris todavía se encontraba lejos, así que aproveché para fijarme en Alex mientras fumaba.
Sus enormes ojos azules se entornaban cada vez que se tragaba el humo y para soltarlo abría levemente su boca, separando sus gruesos labios pintados de rojo.
Hoy traía el pelo suelto. Su larga melena rubia caía con leves hondas hasta la mitad de su espalda.
-Kaos, me alegro de verte- dice Chris sacándome de mi trance
-Yo también me alegraría si fuera tú-le respondo riéndome
Abrazo a Chris suavemente durante unos segundos. Siempre me había gustado abrazarle, transmite toda la tranquilidad que me falta a mi y el olor a tabaco impregnado en su pelo negro azabache me trae buenos recuerdos.
-¿Qué tal por el centro?- pregunta Alex
-No está demasiado mal, echo de menos muchas cosas, pero, sinceramente, esperaba algo peor.-digo sonriendo.
-Tú puedes con todo, Kaos-me dice Chris
-Claro, solo necesito un poquito de speed para poder volar y ya lo tengo todo-bromeo
Ellos ríen y me siento como en casa. Alex me cuenta lo muy grande que le parece la cama sin mi en ella y que, aunque Chris le hace compañía, una echa de menos dormir apretada en una cama de matrimonio con tres personas.
Río mientras discuten en broma sobre que Chris tiene los pies fríos.
Son mi familia, estos dos me dan la vida...
De repente, un deportivo rojo frena frente al hospital. Debe de ser Miller.
Efectivamente, era Miller. Se abre la puerta de la brillante joya con ruedas y sale un hombre alto, con espalda ancha y piernas largas y musculadas. Viene con su traje negro, camisa blaca, corbata negra; como si se tratase de un agente secreto. Su preciosa melena castaña clara caía hasta casi rozar sus hombros, despeinada, salvaje; haciendo contraste con la elegancia inmaculada de su vestimenta.
Sus mirada, de un azul grisáceo similar al del mar en tempestad, se clava directamente en mi. Instintivamente sonrío suavemente, tirando con mis dientes suavemente de mi labio inferior hacía dentro.
Camina decidido hacia mí y me abraza al llegar.
-¿Cómo estás, Kaos?-me pregunta con su serena y penetrante voz.
-Bien, supongo que bien, sí-respondo nerviosa...Espera... ¿Nerviosa? ¿Yo? ¿QUÉ COÑO ESTÁ PASANDO?
-¿Pasamos?-pregunta sonriendo.
-Claro, Mills, espérame dentro, me despido de estos y voy.
Mi psicólogo asiente y sigue caminando hacia el hospital.
-Nos vemos, putilla. Nos pasaremos por el centro pronto. Te quiero.-dice Alex tras abrazarme durante unos segundos
-Nos vemos pronto, gracias por todo, chicos-digo refiriéndome a su visita y las drogas proporcionadas por Chris.
-Nos tienes para todo, desastre.- suelta Chris
Sonrío y me giro para buscar a Miller.
Le veo esperandome en el centro del pasillo central, con una sonrisa radiante.
-¿Vamos arriba? Quiero estar a solas para...la terapia-dice sonriendo cuando llego hasta él
-Claro, Doctor Miller.
Andamos rápido hablando sobre lo mucho que nos gusta el tabaco a ambos y lo poco sano que es.
Cuando abro la puerta de la habitación de Harry, me sonríe ampliamente. Cierro la puerta y rodea mi cintura con sus manos.
-Kaos...-susurra en mi oído
-Miller...-respondo en el mismo tono
-Llámame por mi nombre, sabes que me gusta mucho como suena en tu boca-dice acariciando mis labios con su dedo pulgar.
-Keith...-susurro-Te echaba de menos.
Y, sin pensarlo un momento, le beso como nos habíamos besado desde la tercera sesión.
-Vamos al baño, ¿no?-susurra con la voz grave tras en beso.
-Por favor-suplico.
Ríe y me pega contra él, apretandome el culo con las manos.
-Como me gustas, nena
-Cállate y méteme en el puto baño.-exijo.
Ríe de nuevo y nos metemos en el w.c.

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