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Wil

Estábamos a pocos días de nuestro aniversario, casi un año desde que decidí mandar todo a la mierda y seguir mi corazón al lado de Joy. Las niñas lo aman, incluso le han llamado <papi 2>.
Me hace muy feliz que mis hijas hayan aceptado a Joy, sé que para ellas al principio fue muy difícil porque lo veían como su tío.

Mis princesas no olvidan a su madre y yo no permito que lo hagan, porque gracias al amor que le tuve a mi hermosa Cataleya, me pudo regalar a mis dos hermosos tesoros y siempre estaré agradecido con ella.

Desde aquella jodida noche con el alcohólico de Carlos, se ha mantenido al margen y manteniendo contacto sólo cuando se amerita en el trabajo. Aún no puedo creer que Joy lo haya besado.

<Definitivamente a Joy le faltan anteojos>

Me reí por eso y seguí en lo mio.

Luego de un día matador, pude llegar a casa y encontré silencio ya que Joy había salido con las niñas y me avisó que estaban por llegar, así que por mientras tomaría una ducha.

— ¿Cariño? ¿Se puede? —era Joy tocando la puerta de la habitación.

— ¿Desde cuándo pides permiso para entrar en nuestra habitación?

— Desde que te encontré masturbándote con una foto mía. —empezó a reír.

Tenía que recordarlo.

— ¿Sabes? En la tienda a la que me gusta ir ya tienen las galletas de jengibre, y…

— Quieres que vaya por ellas. Lo sé, Joy, ¿por qué crees que me estaba cambiando?

— ¡Eres el mejor! Las pequeñas las amarán.

Salió de la habitación no sin antes darme un beso y diciéndome que me cuidara.

Desde antes que llegaran, ya había visto que por fin habían llegado las dichosas galletas qué las niñas y Joy se morían por probar y que sólo en una jodida tienda las venden.

Que se me hace que me tocará aprender repostería sólo para hacerlas en casa y no tener que ir hasta esa jodida tienda para que me tarde más en llegar que en comérmelas.

Salgo de la casa y prendo camino en el coche. La tienda queda algo lejos, por lo menos unos 20 minutos sin tráfico, así que agradezco que hoy esté tranquila la carretera.

Eran las 6 de la tarde por lo que el sol se estaba ocultando. Escuchaba mi play list favorita y cantaba a todo pulmón cuando sentí que los frenos me comenzaron a fallar.

No podía entrar en pánico, pero tampoco podía frenar en lo absoluto, el carro se empezó a descarrilar.

Ya no tenía el control.

No había nada más que una carretera solitaria y bosque alrededor.

Y sin previo aviso, el auto impactó en un árbol.

No sabía dónde estaba, no podía escuchar ni ver nada, mis oídos pitaban y mi vista estaba nublada.

— Sáquenlo, el carro va a explotar.

Susurros.

— La ambulancia ya viene señor, aguante.

Más susurros.

<— Tienes que ser fuerte, no puedes dejar a nuestras hijas.>

— Cataleya. —susurre.

— ¡Aléjense, esta por explotar!

Un estallido.

— ¡Subanlo con cuidado, esta perdiendo mucha sangre!

Y luego, no supe nada más.

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⏰ Última actualización: Sep 11 ⏰

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Yes, daddy (Gay) +18 || 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora