Oscuridad

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Cuando se dieron cuenta de que era un poco tarde como para estar en la calle, Seiya se ofreció a llevarla; y cuando Saori le confesó que todo el tiempo estuvo en el departamento abandonado de Ikki, él sólo sonrió. Qué tonto había sido en no buscarla ahí sabiendo que ella no tenía a donde ir y que él le enseñó cómo entrar.

Cuando llegaron tomados de la mano no sabían qué hacer pues, en parte, la emoción del momento y el lugar sugerían llevar todo más allá.

-Bueno, lo mejor será que descansemos- dijo Seiya tratando de romper la tensión-Yo me quedaré aquí- se dirigió a la habitación de visitas.

-¡No!- se adelantó interponiéndose entre él y la puerta. En esa habitación había ocultado la armadura de Pegaso.

-¿Qué pasa?

-Es que... es que... no quiero que me dejes sola.

Seiya le sonrió y la besó. Instintivamente, ese contacto se volvió más intenso. Se dirigieron a la otra habitación sin romper el beso. Al entrar, él la acomodó delicadamente en el lecho. Continuó besándola con ternura y arrebato.

-Saori...-le dijo con voz agitada- perdóname, yo... yo no soy así- el propio Seiya estaba sorprendido. No podía creer que, por ejemplo, se resistía a estar de esa manera con Miho (pese a ser su novia de años); mientras que por Saori se estaba volviendo loco.

Ella también estaba perdiendo el control y mientras se aferraba a su fuerte cuerpo, le respondió con un susurro- Lo sé...- lo conocía desde siempre y sabía que esas cosas no le importaban mucho; si fuese así, el Seiya de su "otra realidad", hubiese tenido algo con Miho o Shaina si él hubiese querido, pero no fue el caso, en su lugar, se dedicó a protegerla con su vida.

Sin embargo, cuando Seiya estaba a punto de recorrer el cierre del vestido de la chica, se detuvo. Sin más, se quedó congelado. "Algo" le prohibía consumar aquello, era una fuerza tan extraña, como si Saori fuera algo tan sagrado como para poseerla de esa manera; incluso hasta parecía pecaminoso el simple hecho de que los ojos puros de Saori lo miraran desnudo.

-¿Qué sucede?- le preguntó preocupada al notar que el ritmo se detuvo de golpe.

-No puedo... Perdóname Saori pero no puedo hacerlo. Eres demasiado pura para mí- intentó incorporarse para alejarse de ella. Estaba tan avergonzado y confundido.

-Espera Seiya, no me dejes.

-Pero yo no puedo...

-No me importa, sólo quiero tenerte cerca. Quiero sentir tu calor y tu protección. Por favor.

Su caballero suspiró- Ay qué voy a hacer contigo que no puedo negarte nada.

Se recostó y la acomodó entre sus brazos besando su frente- No te preocupes, jamás me apartaré de ti. Siempre voy a cuidarte.

Saori se acurrucó en él. Por primera vez, se sentía inmensamente feliz -Te amo...- le confesó después de varios minutos.

Seiya estaba medio dormido, ella pensó que ya no respondería-Yo también... aunque no deba hacerlo.

Ella lo observó dormir. Por su cabeza pasaban tantas cosas. Todo lo que habían vivido juntos, todo lo que él (cuando era Caballero de Pegaso) hizo para protegerla. Era increíble que a final de cuentas él sí la quería.

Recorrió suavemente su rostro. Se veía tan tranquilo cuando dormía, sólo lo había visto así una vez, después de que Hades le clavara su espada. De pronto Seiya pareció inquietarse y despertó de golpe.

-¿Qué tienes?

-Es que estaba soñando contigo- le sonrió.

-¿En serio?

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⏰ Última actualización: Jul 04 ⏰

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Un Caballero para una DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora