Cap 8. Alfas

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La naturaleza parecía haber hecho una alianza en mi contra, un pacto de silencio. Era tan desgraciado que no contaba con la ayuda del bosque, los arboles o siquiera los pajaritos que de vez en cuando veía sobre alguna rama tan callados y quietos que me resultaba tétrico, bien dicen que los animales tienen su inteligencia y saben comprender con sus propios medios, tanto ellos como yo sabíamos que debíamos permanecer en silencio para que los "alfas" no nos noten.

Solo que yo tenía la mala suerte de desprender un olor que delataba mi ubicación.

¡Un omega! ¡Atrápenlo! Esos eran algunos de los gritos de esos malditos quienes me habían encontrado tan interesante como para dividir la atención y hombres entre Buslaw y yo.

Solo soy un inocente omega que se perdió en un campo de batalla creyendo que era un bosque.

—¿Qué haces aquí? —Buslaw me interroga cuando me escondo detrás del mismo tronco que él—. ¿Estás en celo? —levanta el rostro y parece olfatear a mi alrededor, me vio por un tiempo— Busca otro escondite.

—Me van a matar.

—Y a mi también si un apestoso y jadeante omega está a mi lado. Lárgate.

—Por favor —digo sintiendo ardor en los ojos—. Solo tengo una vida y no sé pelear.

Saca una pistola de su bolsillo y me la da antes de salir corriendo, me mordí los labios con ira y lo seguí entre sollozos mirando a todos lados con temor de que nos descubrieran, Buslaw dio varias vueltas por el bosque y me daba miradas furtivas de vez en cuando.

—Es una planta para ayudarte con tu celo —murmura el alfa que estaba inclinado bajo un tronco caído.

—Es un hongo venenoso —contestó agachándome a su lado.

—No, es una advertencia para que me dejes solo.

—No quiero morir.

—Entonces debiste quedarte en el lugar seguro como los demás.

—Llévame con Dimitri.

—Eso está difícil. Hay hombres en diferentes partes del bosque, estás en celo y no quiero ayudarte.

Me golpeé la nariz con su espalda y levantó el brazo como si fuera a golpearme, pero me quedé quieto sin parpadear mirándolo mientras aguantaba las lágrimas para que no me viera como una carga y se compadeciera de mí y al parecer lo conseguí porque no solo no me golpeo si no que se quedó mirándome con una mirada con menos odio que antes.

—Puedes servir como carnada.

—Buslaw —Le miré con desdén negando con la cabeza.

—¿Y si no me sirves para nada por qué ayudarte? —Se dio la vuelta y lo vi levantarse y comenzar a correr.

De nuevo lo seguí a pasos rápidos, pesé a mi condición que me hacia temblar con solo respirar, cuando llegué a un sitio con menos plantas lo vi entre un grupo de alfas y me hizo una señal para que retrocediera, pero para entonces ya era demasiado tarde. Me inmovilizaron desde atrás y solo podía pedirle perdón por dejarme atrapar tan rápido y mucho más ser desarmado. 

—Buslaw suelta el arma —ordena uno de los hombres acercándose a él.

—¿Y por qué lo haría?

—Por este omega —Me toma de la barbilla y le veo entre lágrimas—. Es el prometido de Dimitri. Se supone que van a casarse mañana y lo marcó.

—¿Crees que somos una familia amorosa? El omega solo tiene una vida—. Algunos murmullos y sonidos de sorpresa son la apertura para el inicio de los cuchicheos de los presentes—. Es un juguete de un rato para mi primo y nada más.

El Nieto De La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora