Cap 9. Cueva

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—Dimitri —murmuré mientras un alfa me cargaba en su espalda—. Tú también me abandonaste.

Como mis padres.

—¿Te gusta tanto ese alfa? —pregunta el enmascarado y una voz robótica sale—. No te culpó. Es muy guapo, inteligente, carismático, sabe de estrategias y dicen que es muy fiel.

Un hombre enmascarado me encontró en el bosque y me ha llevado sobre su espalda a algún lugar que desconozco. En el camino me he dedicado a pensar sin parar y he logrado entender varias cosas sobre está cacería.

1. Tanto los cazadores como las presas son humanos.

2. No hay reglas.

3. Dimitri y Buslaw están juntos y la mayoría de alfas tiene un equipo en contra de estos dos.

4. Aquel chico de nombre Casper y el hermano que le busca más los hombres que le siguen no están interesados en cazar. 

5.  El hombre que me capturó no está con ninguno de ellos.

No lleva un traje como los demás sino una camiseta y pantalón verde militar, una máscara negra con unos ojos saltones como los de las moscas que brillan de un color verdoso y va armado con un rifle en la espalda. No intentó sobrepasarse conmigo y no se ve interesado en está cacería por lo que tengo oportunidad de convencerlo de ayudarme.

Solo debo esperar por el momento perfecto para actuar y ser cuidadoso con mis palabras.

—Ese alfa no es de mi gusto —contestó y el hombre detiene su paso.

—¿No es de tu gusto? —Sale aquella voz robótica.

—No —niego con voz molesta—. Es de los alfas más feos que he visto en mi vida y ronca como un cerdo.

—¿Y qué tipo de alfas te gustan? —interroga.

—Como tú. Misteriosos.

Se queda callado y el hecho de que no me haya matado en ese instante me da pase libre para hacerme el ingenioso sobreexplotando a mi pobre cerebro para que me de más para decir.

Consecuencias  de no haber tenido mi época de romance en la adolescencia (no tener idea de como coquetear).

—Gracias por ayudarme, precioso —digo con una imitación de voz coqueta que me sale terrible. 

Y para rematar se me escapa un gallo. 

Me muerdo los labios avergonzado y tengo que apretar los ojos con fuerza para contener la vergüenza. Estaba seguro de que mis mejillas debían estar rojas y si no quisiera vivir ya habría dejado de respirar para desaparecer de este mundo.

—Que bueno que Dimitri ya no está en este mundo para ver como su omega le coquetea a otro hombre —Comienza a moverse de nuevo y con cada paso siento mi estómago revolverse.

—¿Quién está muerto?

—Dimitri. Lo maté con mis propias manos. Es un hombre valiente, fuerte y muy habilidoso. La pelea fue reñida, pero lo maté de todos modos. Atacándolo por la espalda, claro, de frente nunca le hubiese ganado.

—¿Por qué? —pregunté con los ojos rojos y la voz quebrada.

—Porque le tenía envidia.

El camino se volvió silencioso y contuve las lágrimas en todo momento. No podía creer que estaba muerto, eran tan joven y llenó de vida. Tenía tantas vidas por delante y ahora no estaba más.

No podía dejar de recordar su espalda alejándose cuando la cacería empezó.

¡Alfas cobardes! Todos en contra de un inocente.

El Nieto De La MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora