Su tiempo

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Llovía. Odiaba conducir con lluvia. Odiaba conducir a decir verdad. La ponía muy nerviosa. Siempre pensó que seguramente en su vida pasada habria muerto en un accidente de auto porque realmente los odiaba.

Se había equivocado.

No había muerto en un accidente de auto en su vida pasada.

Había muerto en un accidente de auto en esta vida.

Su vida...

Sintió como tomaban su mano. Era cálido... Abrió los ojos y vio... Los ojos más azules que jamás hubiese visto y una sonrisa... Que la hizo sonreír también.

-¿Quien eres?

-Soy, quien te llevará a casa.

-¿A casa? Espera... Que paso... Recuerdo que.... Conducía... Había lluvia...

-Si, pero de eso ya olvídate, te llevaré a un lugar en dónde nada de eso importa.

Era tan cálido que asintió y dió un paso, pero entonces recordó...

-Rosy... Rosy... Tengo que llegar por ella.

El hombre la miro y su sonrisa se acortó un poco.

-Ella... También vendrá... Solo que, después, aún no es su tiempo.

-¿Su tiempo? ¿De que hablas? Claro que es su tiempo... Iba rápido en el auto porque se me hizo tarde para ir a recogerla de la escuela.

-Esque... A dónde iremos, ella aún no puede ir... Lo hará después.

El hombre tomó sus dos manos y sonrió de nuevo. Ella de nuevo sintió calor y de nuevo, esa ensoñación... Lo seguiría a dónde sea que la llevara...

-Espera. No iré a ningún lado sin ella.

Soltó sus manos y lo empujó.

-Te he dicho que ella no puede venir con nosotros.

-Entonces yo iré por ella. Debe estar sola y confundida. Jamás había llegado tarde a recogerla...

Mery se dió la vuelta, decidida a ir por su pequeña pero lo que vio. La hizo retroceder.

-¿Que? ¿Que es esto?

-Mery... - soltó el hombre tras ella - es hora de irnos...

-No... No...

-Mery... Dame tu mano, tenemos que irnos.

-¡No! ¡No la dejaré!

Frente a ella, vacío. Solo vacío. Estaba muerta. Lo comprendió. Estaba muerta y no podía regresar.

-Mery, tenemos que...

-¡No! - se volvió y lo tomó por los hombros - por favor, te lo suplico. No me lleves. No puedo dejarlos...

-No hay nada que pueda hacer, tu hora ha llegado.

-No quiero... No puedo...

Salto.

Sin pensarlo. Salto al vacío, de alguna manera sabía... Que ese espeluznante vacío, la llevaría de regreso con su familia.

Entre dos vidas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora