Fiesta

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Entro al estudio con el corazón acelerado, los ojos verdes de Demian no salían de su mente, casi siempre llevaban implícita una tristeza antigua y furica pero está noche habían cambiado... Y Mery vio que podían ser tiernos y eso... Le hizo temblar el corazón.

Respiro hondo y exhaló tratando de tranquilizarse. De sacar los ojos de Demian de su mente y concentrarse en lo importante... Volver a pensar con la cabeza fría pero la puerta se abrió de golpe y en la oscuridad pudo ver un par de cuerpos entrelazados.

La pareja estaba fundida en un beso apasionado y la chica tenía entrelazadas sus largas piernas en la cintura del hombre.

De pronto dejaron sus labios para buscar otras partes de sus cuerpos y los labios del hombre bajaron al cuello de la rubia, mientras sus manos continuaban apretando su trasero.

A estas alturas le avergonzaba interrumpirlos así que se quedó quieta en la esquina esperando que la pareja decidiera parar con lo que hacía y salir de aquel lugar, o tener la oportunidad de escapar sin ser vista.

Apretó los labios cuando los gemidos se intensificaron y se hizo más pequeña en su rincón.

Tenía que hacer algo, tenía que hacerse notar pero, ¿como hacerlo sin quedar como una fisgona entrometida?

Demonios, demonios... Comenzó a transpirar y cerró los ojos y deseo también también poder cerrar sus oidos cuando el hombre comenzó a hablar.

-Iris... Por favor... Esto no es... Correcto... En ningun sentido...

-¿Entonces por qué se siente tan bien? - soltó Iris con su voz más seductora.

Por un momento Mery sintió ganas de echarse a reír.

-Mañana me arrepentire de esto... Y también tú - soltó Helios.

-No, yo jamás me arrepiento - aseguro la chica.

-Eres mi debilidad... Lo sabes.

-¿Entonces por qué me mantienes aquí?

-Tú sabes por qué...

-Eres masoquista - se burló Iris.

-Soy humano... Desearía poder detenerme pero... No puedo... No puedo dejarte ir, lo sabes.

-Soy tu maldición... - susurro Iris.

Él se rió. Una risa que Mery no creyó escuchar jamás de él.

-Si... Pero también eres lo mejor que me ha pasado...

-Lo se.

Mery quería gritar. Salir de su rincón oscuro y correr hasta la puerta pero unos pasos se escucharon fuera del despacho.

-Alguien viene - soltó Helios poniendo a Iris sobre sus pies.

-Los invitados deben estar llegando.

-Tendre que ir a darles la bienvenida - soltó Helios sin muchos ánimos.

-Bien... Te veré en un rato.

Él no respondió pero la beso de nuevo. Había tanta pasión en ese beso que Mery bajo la mirada. Pero también había amor y de nuevo, Mery se entristeció por ambos.

Cuando Helios salió de la habitación Iris se quedó ahí, acomodando su cabello y vestido, Mery estiró la mano, dió con el interructor y encendió la luz.

Iris grito y ella soltó toda la tensión que había acumulado desde que estuvo entre los brazos de Demian en un histérico ataque de risa.

-¿Que haces ahí? ¿Desde cuándo estás ahí? - soltó Iris molesta.

-Estaba antes de que llegaran - tenía lágrimas en los ojos y su risa comenzó a contagiar a Iris.

-¿Que demonios?

-Dios... Pensé... Pensé que copularian frente a mi... Y no sabía cómo detenerlos.

-Oh por Dios... - soltó Iris cubriéndose los labios.

Mery se sentó en el sofá invadida por la risa y el llanto, no podía parar, estaba llena a desbordar de emociones y estaban fluyendo como si un rio se estuviese descongelando después de un crudo invierno.

Después de un momento dejo de reir y comenzó a llorar.

-Andy... ¿Que pasa?

-Lo siento Iris... Solo... No lo sé... Es como si toda mi vida, todo por lo he luchado... Desapareciera.

Iris se sentó a su lado y comenzó a acariciar su cabeza.

-Ya, ya... Todo estará bien.

Mery rio.

-¡No soy un perro!

-No pidas que haga mas, no soy buena consolando gente.

Escucharon golpes en la puerta y las dos se levantaron. Iris abrió la puerta, era Samuel.

-Hey, las he estado buscando, los invitados están aquí.

-Bien... Ya vamos...

Samuel se quedó ahí un momento, parecía querer decir algo sin atreverse.

-¿Que sucede? - pregunto Mery.

-Ah... Iris... Hoy estás... Linda... Con todos esos... Brillos... - carraspeó la garganta mientras las chicas lo miraban sin comprender.

Mery miro a Iris quien se había puesto iluminador con brillos dorados por todas partes.

-Gracias - soltó ella para abrir demasiado los ojos y la boca al comprenderlo - ¡Chris!

-Si - soltó Sam.

-Oh, Dios... - soltó Mery al darse cuenta.

Seguramente Chris estaría lleno de los brillos de Iris por todas partes y si Iris salía allí, todos se darían cuenta.

-Oh, por Dios, ¿Que hacemos? - pregunto Mery.

Iris negaba con la cabeza.

-Andy... Llenate de brillos - Soltó Samuel.

-¿Yo?

-Si, eres la cumpleañera ¿No?

Mery asintió y corrieron a la habitación de Iris, se llenó de brillos y bajaron a la fiesta con una enorme sonrisa.

Había algunos invitados que la saludaron con abrazos y quedaron llenos de brillos como Helios.

-Me disculpo... No sabía que esto sería un escandalo... - bromeó Mery a los invitados que no conocía pero al parecer, ellos si la conocían a ella.

Todos rieron y la disculparon alegando que la cumpleañera podía hacer lo que quisiera en su fiesta.

-Ademas, son los años 20s, estoy seguro que un poco de brillo era la menor de sus preocupaciones - bromeó Samuel.

Así pasaron la noche, bromeando y bebiendo y Helios e Iris lograron pasar desapercibidos, Mery ignoro la mirada de Demian sobre ella toda la noche y en cuanto logro disculparse y subir a su habitación sin parecer grosera, subió.

Se quitó las pulseras y collares y se tiró sobre la cama, sintiéndose mas sola que nunca.

Entre dos vidas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora