Gizelle

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Había silencio en la mesa. Todos los presentes comían, con la mirada fija en su plato y perdidos en sus propios pensamientos.

Mery pensaba en Marcus, lucia triste, desgastado, preocupado. Deseaba poder estar con él y consolarlo. Deseaba poder decirle quien era realmente pero era imposible de creer, seguramente pensaría que estaba loca y la alejaría de él y sobre todo, de Rosy.

Levantó la mirada cuando se dió cuenta de que Helios había dicho algo.

El enorme hombre rubio sonreía y levantaba en su mano una copa.

-Brindemos por qué al fin cerramos el negocio con Roby Dixon.

Roby Dixon... Ella había escuchad8o ese nombre antes. Era el dueño de la empresa en dónde Marcus trabajaba.

-Al fin industrias Dixon es nuestra.

-¿Cómo? ¿Compraste la empresa Dixon? - pregunto sin poderse detener.

-Las empresas. Si. Necesitamos el terreno para hacer un par de proyectos que tengo en mente desde hace unos años.

-¿Que? Pero... ¿Desharas la compañía? ¿Que hay de sus empleados?

-Fueron despedidos ya. Pero descuida, les han dado una buena suma en compensación... ¿Desde cuándo te interesan estos temas?

Miro a su alrededor, todos la miraban.

-No... Yo... No me interesan, solo... La compañía Dixon tiene años en esta ciudad, de ella dependen muchas personas, muchas familias...

-¿Recuerdas eso pero tienes amnecia? - soltó Demian mordaz.

-Yo... Lo leí por ahí...

-Como sea, la empresa es nuestra y eso hay que celebrarlo - soltó Helios.

Mery levantó la copa con desánimo. ¿Marcus había sido despedido? Seguramente por eso es que estaba tan preocupado.

Pobre de su marido, había perdido tanto en cuestión de días.

Subió a su cuarto desanimada. Se dijo que volvería con Marcus y le haría saber que ella podría ayudarlo si él lo necesitaba.

Trato de dormir pero solo daba vueltas sobre su cama, decidió bajar por un te, tal vez así se relajaría, pero cuando llegó a la cocina se topo con Helios e Iris, entrelazados en un apasionado beso, ella estaba sentada sobre la isla, con sus piernas al rededor de la cintura de Helios. Se quedó tan quieta como una estatua pero era muy tarde, la habían escuchado llegar, ella estaba segura de que, de no haber sido interrumpidos, habrían terminado teniendo sexo justo ahí. La camisa de Helios había desaparecido y sus manos al parecer también, dentro de la pijama de la rubia.

Helios la miró, había pánico en su mirada.

-Yo... Lamento interrumpir... Baje por... No importa...

Dió media vuelta y subió a su habitación tan rápido como pudo.

Su corazón latía con frenesí. Helios... Era el tío del esposo fallecido de Iris, sin mencionar que le doblaba la edad a la chica. Ella jamás se habría imaginado... Se cubrió la boca con las manos. Si la prensa se enteraba de esto se los comerían vivos. El marido de Iris llevaba muerto poco menos de un año. ¿Lo habría engañado con Helios como Andrómeda engañaba a su marido con su hermano?

Toda esta familia era tan... Rara... Traicionera y enredada. Ya no quería estar ahí...

La puerta fue aporreada y Mery pego un salto.

Tenía miedo de ver a Helios del otro lado de la puerta pero a quien vio fue a la pequeña y delgada rubia. Tenía cara de pocos amigos pero Mery pensó que podría con ella si las cosas se complicaban.

Entre dos vidas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora