NAMJOON

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Aquel Hombre estaba resentido por cosas del pasado y había soñado miles de veces con que Seokjin le pedía que lo ayudara... pero cuando por fin el lo necesitaba... ¿sería capaz de negarle su ayuda?

La mañana había amanecido calurosa, pero aquello no había parecido desanimar a los compradores.

El subastador, de pie en el elegante porche de la enorme mansión blanca, dirigía la sesión en un tono muy fluido, pero de vez en cuando tenía que echar mano de su pañuelo para secarse el sudor del rostro y la nuca.

Kim Namjoon observaba la subasta con los ojos negros entornados.

No tenía intención de comprar, no aquel día, pero sí tenía un interés personal en la subasta. Era el hogar de los Jeon lo que se estaba subastando, con absolutamente todo lo que había en él.

Debería sentir cierta satisfacción al ver cómo se dispersaban las posesiones de Jeon Seok (padre de Seokjin, pero extrañamente, no era así.

De hecho lo hacía sentirse bastante incómodo, era como ver a un grupo de buitres despedazando a una víctima indefensa hasta los huesos.

Buscó con la mirada entre la gente, tratando de ver a Seokjin, pero no parecía haber acudido.

Tal vez el y su hermano Jungkook estarían dentro de la mansión, ayudando a la gente de la casa de subastas a clasificar los muebles y las antigüedades para su venta.

Alguien se acercó a él por la izquierda y al girar la cabeza se encontró con su cuñado, Hoby

.—No esperaba verte aquí —le dijo sonriéndole.

Taehyung y Namjoon iban a ser sus hermanastros, pero un accidente de coche dos días antes de la boda, acabó con la vida del padre de ellos y la madre de Hoby

. El chico no tenía más familia, así que se convirtieron en sus tutores legales y el joven se fue a vivir con ellos a su rancho de Gwangju.

Solo hacía seis semanas que Taehyung y el se habían casado.

—Nunca me pierdo una subasta —contestó él, volviendo la cabeza hacia el subastador—. Por cierto, no he visto a los Jeon.

añadió en un tono despreocupado.

—Jungkook está en Busan —contestó Hoby.
Lo divirtió verlo girar la cabeza sorprendido ante la noticia .
— No quería irse sin pelear por su patrimonio, pero parece ser que se produjo algún tipo de emergencia en las oficinas en las que está trabajando.

—¿Ha dejado solo a Seokjin? —exclamó Namjoon. Pareció que las palabras habían escapado involuntariamente de sus labios

.—Me temo que sí —asintió su cuñado reprimiendo a duras penas una sonrisa maliciosa—. Está en el apartamento que le ha alquilado su jefe, Hyo Sang, justo encima del bufete en el que trabaja...

Las facciones de Namjoon se pusieron rígidas, y dejó suspendido en el aire el cigarrillo que estaba fumando.

—¿Sang tiene el valor de llamarlo apartamento? ¡Por amor de Dios!, ¡si no es más que un almacén cochambroso!

—Bueno, le ha dado permiso a Seokjin para arreglarlo un poco —repuso Hoby—. No tiene otra opción, Nam.
Están vendiendo la casa y no puede permitirse otra cosa con lo que gana, Es una tragedia. Jungkook y el pensaban que podrían al menos retener su hogar, pero las deudas de su padre eran demasiadas.

Namjoon farfulló algo por lo bajo con la vista fija en la mansión frente a ellos.

Aquella casa simbolizaba todo lo que había odiado de la familia Jeon en los último seis años, desde que Seokjin había roto su compromiso y lo había traicionado.

Hombres de Seúl     NAMJOON Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora