Seokjin habia tenido esperanzas de que Namjoon lo amara aún, de que se hubiera casado con el porque todavía sentía algo, no solo por lástima.
pero el día de la boda se había convencido que, si había quedado en él un poco de aquel amor, se había desvanecido por completo a causa de la amargura de los últimos seis años.
No sabía cómo superar sus propios temores y el resentimiento de él.
Su matrimonio se presentaba ante sus ojos tan vacío como había sido su vida hasta entonces.
No habría en el bebes con el pelo negro de Namjoon a los que criar, no harían el amor dulcemente a oscuras, como había soñado, no compartirían el gozo de construir una vida juntos...
Solo tendrían dormitorios separados, vidas separadas y la sed de venganza y el odio de Namjoon.
Se había ido deprimido a dormir la noche anterior, pero los días que siguieron no fueron mejores.
Namjoon toleraba su presencia, pero casi siempre estaba fuera.
Durante las comidas solo le dirigía la palabra si era necesario y nunca lo tocaba.
Era como un anfitrión educado en vez de un marido.
Seokjin estaba empezando a sentirse desesperado Hyo Sang le había dado unos días libres, para luna de miel, pero, ¿qué luna de miel podía esperar? Al día siguiente a la boda, Namjoon se había despedido de el de un modo frio y distante tras el desayuno, y se había ido directamente a la oficina.
Seokjin trato de entretenerse, yendo incluso con la loca de Hyerin a hacer rafting y puenting, pero al cabo de varios días sintió que ni siquiera las emociones fuertes lo llenaban y llamó a la oficina para saber cómo iban las cosas.
Echaba muchísimo de menos el trabajo porque, era lo único que lo ayudaba a no pensar en su desasastroso matrimonio y en sus problemas.
La secretaria suplente contestó el teléfono. Por el tono entrecortado de su voz era más que evidente que la poca paciencia del señor Sang estaba volviéndola loca, así que Seokjin se puso un conjunto veraniego blanco y rosa, decidió irse a la oficina.
El viejo sedán se estropeó en medio de la carretera y tuvo que llamar para que lo remolcaran hasta el taller-concesionario de Hwangyu.
Una vez allí, como si fuera cosa del destino, los ojos de Seokjin se posaron sobre el pequeño coche deportivo que fuera de Hoseok y este había vendido al concesionario.
El verlo le trajo muchos recuerdos.
había conducido uno muy parecido durante los seis meses más oscuros de su vida, los meses que había pasado en Suiza después de devolverle a Namjoon su anillo.Le encantaba aquel coche, pero había tenido un accidente con él y había quedado inservible.
En contra de lo que se pudiera pensar, el choque no la había hecho perder el entusiasmo por los coches rápidos y allí estaba aquel, tentándolo.
Siempre le había gustado la sensación de libertad que daba conducir a toda velocidad por las autopistas.
Como el tipo del concesionario sabía quién era ni siquiera le requirió un aval y acordaron el pago en varios plazos que el podía pagar de su propio salario.
Así Seokjin salió del concesionario conduciendo su coche seminuevo y al aparcarlo junto a la oficina y bajarse, se quedó admirándolo un buen rato, satisfecho.
Estaba encantado de poder pagarlo sin ayuda de Namjoon Hasta entonces había dependido siempre del dinero de su padre, y poder tener independencia económica le resultaba muy satisfactorio.
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Hombres de Seúl NAMJOON Libro 2
FanficNamjoon solo puede pensar en el dolor y la vergüenza que le causo Seokjin, el desprecio su amor por ir detrás del dinero, ahora que Jin lo perdió todo y está a punto cobrar venganza, será feliz ???