Por cosas del destino

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Tras las batallas contra las lunas superiores cuatro, cinco y seis, respectivamente, se llamo a una reunión en la sede apenas sus compañeros pilares se recuperarán.

Kyojuro, durante todos esos meses, había estado pensando en retirarse. De darles la noticia a sus compañeros, ya que sus prioridades habían cambiado drásticamente desde que pasaba tiempo con Akaza y la bebé.

Quería protegerlos, asegurarse que estaban a salvo. Sin embargo, era en ese punto donde sus ideales como cazador y pilar, se lo impedían.

Todo estaba confuso en su mente, lleno de recuerdos de esas batallas en las que asistió como un apoyo. Empezando desde su ayuda junto a Obanai en el distrito rojo, para asegurar la vida de su más grande amigo, Tengen Uzui.

Hasta lo que había pasado en la villa de los herreros, donde su pupilo y hermana estuvieron peleando junto a su compañera, y casi hermana, Mitsuri Kanroji.

Se preguntaba el por qué de tantos eventos consecutivos, claro que el solo había sido un apoyo, ya que después de su propia batalla en la que estuvo a punto de morir, sus misiones se habían reducido bastante.

Lo entendía, estaba seguro que su líder estaba preocupado por su condición y le agradecía, porque ese tiempo había sido suficiente para tomar una decisión.

No le molestó como pensó en un principio, pues había reflexionando al respecto, colocando todos los pro y contra que iba a tener su decisión en la vida de los demás.

Lo hablo con su padre y hermano, ganándose miradas sorprendidas por parte de ambos, así que antes de que la reunión se anunciará, recibió algunas palabras por parte de su familia.

- ¿Estás seguro, hermano? Has trabajado muy duro para obtener tu puesto.

- Lo estoy. Creo firmemente que mis prioridades han cambiado en estos meses. Tampoco he recibido misiones como antes, seguramente por mi condición actual.

- ¿Tu condición actual? ¡Pero yo te veo bien, hermano!

Ahí estaba el minúsculo detalle que no había mencionado a nadie, ni siquiera a su propia familia, peor a cierto demonio que en raras ocasiones le preguntaba si estaba bien, solo para recibir una afirmación por su parte.

Más mentiras.

- ¿Por qué nos ocultaste esa información? ¿Acaso te parece bien ir por ahí en esas condiciones? ¡Podrías morir!

Su padre, claramente, fue el primero en saltar a reclamarle por no decir cómo se sentía. Senjuro, por otra parte, empezaba a entender algunas cosas, aunque no se encontraba menos preocupado que su progenitor.

- Hermano. ¿Cómo pudiste no decirnos? ¿Y si te ocurría algo?

Si le ocurría algo, sabía que su amado protector saltaría de la oscuridad para asegurarse de su bienestar. Sabía que Akaza lo cuidaría, también le reclamaría por ser descuidado, pero se mantendría a su lado.

Aguanto las inmensas ganas de ronronear o soltar su aroma a canela, respirando profundamente, antes de intentar evadir el tema.

- Bueno, yo...

- ¡No más excusas, Kyojuro Rengoku! Queremos la verdad.

Soltando un suspiro al verse totalmente descubierto, inclinó su cabeza hacía abajo, pidiendo una silenciosa disculpa a su familia. Sabía que había estado mal ocultar esa información, pero tenía una buena razón.

- Quería seguir siendo de ayuda, seguir siendo útil para mis compañeros. Quería seguir luchando para salvar más vidas.

- ¿Y luchar a costa de la propia? ¿Eso es lo que querías?