Capítulo 26

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Narrador
al día siguiente

Hipo le había contado todo a su padre y a todo el pueblo de Berk, que Drago Manodura era el líder de esos cazadores o más bien templarios. Y si no lo detenían a tiempo, los humanos y dragones estarían en un grave.


Es: Drago Manodura, jamás creí que volvería a oír ese nombre.

H: Con las llaves que me robó podría obtener un poder sobre los dragones.

Bo: Que propones que hagamos???

H: Llevarle un ataque sorpresa, toda la isla está lista, para llevar a sus dragones a la batalla. Y si logramos detener a Drago y a su ejército.


Es: Berk te apoyará siempre hijo, guíanos a la pelea.

-Si!!!!! Al ataque!!!!!!

H: (con pasión) no estamos solos. Somos Berkianos, jinetes de dragones, guerreros y protectores. Hemos entrenado juntos, hemos cazado juntos y hemos defendido nuestras tierras juntos. Hoy les pido que una vez más, se unan a mí para proteger lo que amamos.


P: (gritando) ¡Por Berk y nuestros dragones!


Br: (con determinación) ¡No dejaremos que esos templarios nos arrebaten nuestra libertad!



La energía de la multitud aumentó, y Hipo sintió una ola de orgullo y esperanza.


Todo el pueblo grito al unísono, listo para llevarle la batalla a Drago y a todos sus cazadores.


En la casa de Hipo y Astrid, la atmósfera estaba cargada de tensión y preocupación. Astrid sostenía a su recién nacida hija, Zephyr, en sus brazos, acunándola suavemente mientras miraba a Hipo prepararse para lo que podría ser la batalla más crucial de su vida.



As: (mirando a Hipo) Hipo, quiero ir contigo. No puedo quedarme aquí mientras tú y todos los demás enfrentan a Drago.

H: (acariciando el rostro de Astrid) Astrid, sé que eres una guerrera increíble, pero ahora Zephyr te necesita. Nuestra hija te necesita.

As: (con lágrimas en los ojos) Y si esta es la última vez que nos vemos... Hipo, por favor, dime la verdad. ¿Por qué volviste hace 9 años? ¿Cuál era tu misión?

Hipo suspiró profundamente y se sentó junto a Astrid, tomando su mano.

H: (con voz suave) Astrid, te debo la verdad. Pertenezco a la Hermandad de los Asesinos. Nuestro lema es "Nada es verdad, todo está permitido". Significa que el mundo es mucho más complejo de lo que parece, y nuestras acciones están guiadas por principios que trascienden las leyes y la moralidad común. Decir que nada es verdad supone que cada quien debe ser el pastor de su propio destino. Al decir que todo está permitido, decimos que cada quien es el arquitecto de nuestra propia vida y que debemos vivir con las consecuencias ya sean gloriosas o trágicas.


As: (mirando a Hipo con intensidad) ¿Y cuál es tu misión? ¿Por qué has estado luchando todo este tiempo?

H: (suspirando) Durante muchos años, mi misión ha sido evitar que los cazadores y templarios pongan sus manos en un arma poderosa: la lanza de Odín. Es un artefacto con el poder de cambiar el curso de la historia controlar la mente de los dragones, y en las manos equivocadas, podría traer destrucción y caos. He estado protegiendo a los inocentes y a nuestros dragones de aquellos que buscan esa lanza para sus propios fines oscuros. Pero me temo que ahora Drago tiene las llaves y se dirige a conseguir la lanza a como de lugar


As: (con una mezcla de asombro y preocupación) Entonces, toda esta lucha ha sido para protegernos de esa amenaza...


H: (asintiendo) Sí. Y ahora Drago, un templario con la ambición de dominar a todos los dragones, está más cerca que nunca de encontrar la lanza. Esta batalla no es solo por Berk, es por todo lo que hemos defendido. Si no detenemos a Drago, todo lo que amamos estará en peligro.

As: (con voz temblorosa) Hipo, prometo cuidar de Zephyr y de nuestro hogar. Pero por favor, vuelve a nosotros.

H: (abrazándola fuertemente) Lo haré, Astrid. Volveré. Esta no será la última vez que nos veamos.

Hipo beso a Astrid sellando su promesa.

Astrid observó a Hipo mientras se inclinaba sobre la cuna de Zephyr, su pequeña hija. La besó suavemente en la frente, sintiendo el amor y la responsabilidad que le inundaban.

H: (susurrando) Cuida de tu madre, pequeña. Te quiero mucho.

Con una última mirada llena de amor y determinación, Hipo se levantó y ajustó su armadura. Se dirigió hacia la puerta, sabiendo que una batalla crucial lo esperaba. Astrid lo siguió hasta el umbral, su corazón lleno de esperanza y temor.


As: (con lágrimas en los ojos) Te amo, Hipo. Vuelve a nosotros.


H: (mirándola profundamente) También te amo, Astrid. Nos volveremos a ver.


Hipo se despidió de Astrid con un último abrazo, sintiendo la calidez y la fortaleza que le proporcionaban. Hipo al cruzar la puerta se puso su capucha


Con Chimuelo esperándolo fuera, Hipo montó a su fiel compañero y se elevó en el cielo nocturno, dirigiéndose hacia el campo de batalla. Mientras volaban, Hipo pensaba en su familia, en su hija y en todo lo que estaba en juego.

Sabía que debía luchar con todas sus fuerzas para asegurar un futuro seguro para ellos y para todos los que amaba.

La luna brillaba intensamente en el cielo, iluminando el camino de Hipo y Chimuelo. El viento azotaba sus rostros mientras volaban hacia el horizonte, preparados para enfrentar el desafío más grande de sus vidas.


Tras ver a todo el pueblo de Berk montado en dragones, siguiéndolo junto con Chimuelo a la lucha Hipo sintió un sentimiento que nunca habría esperado sentir, todo su pueblo confiando en él para no solo proteger Berk y archipiélago sino también el mundo.

Hipo sentía la determinación arder en su pecho, sabiendo que debía ganar esta batalla, no solo por él, sino por todos aquellos que confiaban en él.


H: Nada es verdad, todo está permitido. Trabajamos en las sombras para servir a la luz. Somos asesinos, Pero hoy también soy un vikingo.



Con esas palabras resonando en su mente, Hipo y Chimuelo avanzaron hacia la batalla, dispuestos a proteger a su familia y a su hogar de la amenaza que se avecinaba.






Continuará

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