Cometa

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La paz irradia esa noche de octubre, recostando ambos cuerpos sobre el césped, con las manos sobre el estómago en compañía de su fiel Border Collie, Nellie.

—¿Que buscas? Te veo tan concentrado.— murmura Nick a Charlie.

—Estoy esperando.— Charlie sonríe.

—¿Al cometa?—

—Exacto.— se emociona. —He querido presenciar esto toda mi vida.— Nick observa detalladamente el brillo de los ojos de Charlie, especialmente esa noche. —¿Se te perdió algo?— hace una mirada desafiante.

—Quiza yo mismo me perdí.— sonríe, lo toma del mentón hasta que sus labios se conectan en un osculo bajo las estrellas. De repente, un destello azulado cruza el cielo nocturno, contemplando con asombro el cometa.

—Es hermoso.— Charlie exclama, con asombro en sus ojos.

Nick aprovechó el momento para capturar este suceso tomando una fotografía de su chico contemplando el maravilloso cielo.
Charlie lo voltea a ver con alegría, abalanza su cuerpo contra Nick y vuelven a conectar sus bocas, sintiendo las mismas mariposas que volaron la primera vez que dirigió palabra con él.

La manta del césped fue su espacio, Nick descansa sobre el mientras siente el tacto de los dedos del ojiazul acontra su cabello y mejillas. Había sido otro día más especial a su lado después de cumplir un poco más de 1 año juntos.

Tan hermoso.

Tan perfecto.

Tan irreal y tan sonriente.

—Nick.— su voz hace eco en su mente.

—¿Sí? Char.— murmura Nick.

—Prometeme una cosa.—

—Lo que tú quieras.—

—Prometeme que ya me vas a dejar ir.— toca su mejilla y una lágrima fría resbala de su ojo.

No, no otra vez.
Ese sueño no.

—¿Qué?—

—Nick, déjame ir..—

—No..¡No!— suelta un grito ahogado.

El sueño termina de golpe, volviendo a la realidad,  el corazón quiere salirse de su pecho, su estómago se siente tan frío como si hubiese tragado una cubeta de hielo y el resto de su cuerpo tiembla. Volteó a su izquierda junto a la mesa de noche para tomar su reloj y verificar la hora, 2 de la mañana para ser exactos , y a su derecha se encontraba Juliette, su esposa embarazada, durmiendo profundamente.

"No otra vez." Murmuró.

Juliette despertó al sentirlo moverse y escuchar su respiración agitada.

—¿Nick? ¿Te sucede algo, amor?— murmura la castaña de piel canela.

—Solo un mal sueño, querida.— minimiza.

—¿Estás seguro?— se acomoda. —Tus ojitos dicen otra cosa.— toma su mejilla.

—Todo está bien, querida.— besa su mano. —Vuelve a dormir, no te hará bien ni al bebé estar desvelados.—

Juliette sabe que Nick esconde algo, pero no eran horas adecuadas para averiguarlo, concilia el sueño cuando puede oir la respiración de Nick tranquilizarse junto a ella.
Al dormir su esposa, Nick se dirige al baño para refrescar su rostro y aclarar su mente en plena madrugada.

"Nicholas, debiste haber llegado a la primera llamada." Murmura mientras observa su reflejo en el espejo.

Un nudo aprieta su garganta cuando su mente proyecta el recuerdo más amargo de toda su vida. Han pasado más de 10 años, y aún duele como la primera vez.
Al cerrar sus ojos, el recuerdo vuelve, se repite el panorama más aterrador de su vida: de cuando Charlie Spring dejó este plano.

"¡Charlie!" Su voz hace eco del día que entró a la cocina junto a Tori, y para ese entonces, ya era demasiado tarde.

—"Nicholas, suéltalo. Tienes una hermosa esposa que te ama y una bebé en camino, déjalo atrás."— Su subconsciente habló.

Su cerebro puede sepultar su pasado, pero su corazón hace todo lo contrario. El había partido como un cometa sin un destino.

¿Cómo puedes dejar de amar a un corazón que ya dejó de latir?

Sus lágrimas fueron el mar de desahogo en su baño, no podía dormir junto a su esposa si su cabeza proyectaba a Charlie, lo sentía incorrecto.

Su punto de vista en el espejo cambia  y su versión de 18 años está en el, con su ojo derecho pigmentado por un golpe posterior al funeral, resultado del sentir de su cuñada una vez que el féretro bajó 3 metros en la tierra, culpando al rubio de haber sido la causa de dicho incidente. Ahora, un Nick Nelson de 30 años se encuentra en otra realidad, viviendo el sueño que siempre quiso tener.

Pero no con la persona en la que se visualizo.

La puerta sonó un par de veces, era Juliette quien lo encontró sentado en la tasa del baño con las manos en la cabeza, tratando de no hacer contacto visual con ella.

—¿Vendrás a la recámara? Es tarde.— murmura Juliette.

—¿Qué haces aquí? Deberías estar dormida.—

—Lo mismo digo de ti, no me iré hasta que vengas conmigo.— se sienta junto a el y toma su meñique.

—Ya veo.— su nariz inhala.

—Esto es por Charlie, ¿No es así?—

—¿Cómo sabes?— la mira con vergüenza.

—Me lo imaginé, mañana es el cumpleaños de tu mejor amigo, quizá sentiste nostalgia por él, corazón.—

"Mejor amigo" ¿Qué clase de término era ese?

—Si, puede ser.— limpia sus lágrimas.

—El siempre estará aquí..— Juliette coloca su mano en el pecho de su esposo. — Estoy segura que el estaría muy feliz de verte, pleno y próspero.—

—Si.— finge una sonrisa, y el matrimonio junta sus labios.

—Ven.— Juliette estira la mano. —Es hora de ir a la cama.— sonríen.

Una vez que su esposa duerme en su pecho, Nick voltea al techo con tal de conseguir pesadez en sus párpados, Juliette tenía razón, se acercaba el cumpleaños de Charlie y su memoria nunca lo olvidó.

✨✨✨

En otoño, las hojitas de los árboles caen, el perfecto panorama para Abbie, la hija recién nacida de la familia Nelson. La bebé movia su mano cada que podía ver una hoja caer de los árboles, sonreír cada que su mamá la acurrucaba y que su papá se la comiera a besos.
Juliette no estaba en casa, por lo que Nick se quedó junto a ella, tan solo la dejo un tiempo mientras fue al sanitario, algo misterioso sucedió.

Una golondrina se paró en la ventana cercana a la cuna de la bebé, el ave se sostuvo en la orilla de la cuna mientras Abbie podía observar a la especie viéndola. La golondrina aleteaba, la bebé reía y pataleaba cuando dicho movimiento sucedía.

—Abbie, cariño ya estoy aquí.— Nick regresa del sanitario y observa la tierna escena de la golondrina cerca de su hija.

Entonces, un latido del corazón escapó de su pecho entendiendo el por qué había una golondrina tratando de volar cerca de su hija:









"Nick, no importa la forma en la tome, yo siempre estaré contigo, pase lo que pase." Recuerda por última vez su rostro y la sinfonía de sus cuerdas vocales, siendo sonriente y alegre, como la primera vez que lo conoció.



















Y ahí, entendió todo.












One shots/ HeartstopperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora