Señorita Hermione.
Espero que tus vacaciones hayan sido buenas. Bienvenida a Hogwarts nuevamente. ¡Yei!
Ojalá no sucedan más acontecimientos, y que despidan a Umbridge.
Con amor, A.K
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A la mañana siguiente, se dirigió a comer junto a sus amigos como habitualmente lo hacía. Mientras comían, el grito de Hermione llegó a sus oídos.
— ¿Y a tu mujer que le pasa? — preguntó Theo con algo de miedo en su voz. El grupo de serpientes miraba la mesa de los leones, al igual que varios estudiantes.
— Al parecer le llegó el Profeta. Vaya a saber que dice.
Los ojos de la pelinegra seguían en el trío de oro. Específicamente en Hermione, que se había levantado para después ser seguida por los otros dos chicos.
Siguieron desayunando durante algunos minutos más, hasta que llegó Astoria, con el profeta en mano.
— Chicos, ¿vieron el profeta? — murmuró Astoria, con algo de nervios.
Todo el grupo negó. La chica colocó el profeta en la mesa, y Pansy lo agarró inmediatamente para poder leerlo.
— «FUGA EN MASA DE ASKABAN EL MINISTERIO TEME QUE BLACK SEA EL <PUNTO DE REUNION> DE ANTIGUOS MORTÍFAGOS.» — leyó Pansy, con algo de angustia al ver el rostro de Aliyah.
— Aliyah... — articuló Theo con una mirada de tristeza. Aliyah sabía la razón, la conocía de memoria.
— Está bien, no se preocupen. — afirmó con una sonrisa, o intento, ya que ésta parecía una mueca. Sus amigos asintieron no muy conformes.
Odiaba sentirse culpable al tener aquel apellido, y más cuando la gente la miraba como si fuese el mayor error de la historia. Un fenómeno.
Cómo desearía que dejasen de ver a su tío como un criminal, sabiendo que él era inocente.
Quizás y sólo quizás, hubiese podido vivir con él, y recibir el amor que necesito de sus padres. O quizás solamente buscaba un simple "te quiero" de parte de Sirius Black.
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Así siguieron los días. Los estudiantes murmuraban en los pasillos y la señalaban sin pudor. Aliyah cada vez se sentía peor. Las miradas que le dirigían a ella, eran diferentes a las de Harry. Al de lentes lo miraban con tristeza, y a la pelinegra, con odio puro.
Quería dejarse tragar por la tierra. ¿Que había hecho para recibir aquellas miradas de desprecio? Solo quería leer cuentos infantiles junto a Hermione, y olvidarse de los asuntos.
Dejó de divagar en sus pensamientos, ya que observó a un grupo de estudiantes observar algo en las paredes de la sala común. Se acercó y leyó lo escrito.
————POR ORDEN DE————
LA SUMA INQUISIDORA DE HOGWARTSSe prohíbe a los profesores proporcionar a los alumnos cualquier información que no esté estrictamente relacionada con las asignaturas que cobran por impartir.
Esta orden se ajusta
al Decreto de Enseñanza n.°26___________________________________________
Suspiró con desagrado. Sabía que no podía ser un día de mierda sin Umbridge en él.
A partir de entonces, todas las clases de Adivinación y de Cuidado de las Criaturas Mágicas se impartían en presencia de Umbridge y sus hojas de pergamino, que Aliyah deseaba quemar. Acechaba junto al fuego en la perfumada sala de la torre, interrumpía los discursos de la profesora Trelawney, cada vez más histéricos, con difíciles preguntas sobre ornitomancia y heptomología, y exigía que demostrará sus habilidades con la bola de cristal, las hojas de té y las runas.
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Las cartas de ella. [Hermione Granger]
FanfictionAliyah Black era alguien despistada, torpe y para nada derecha, en ningún sentido. Hermione Granger era alguien inteligente, dulce y tenía aquel toque humorístico que descomponía a Aliyah. Ambas en ningún momento de su estadía en Hogwarts habían cru...