Tonto Potter

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El aire de la habitación era tenso, tanto por la irritabilidad de Harry, como por la seriedad de Aliyah.

— Muy bien — continuó Hermione mientras se retorcía las manos y se paseaba entre los pupitres. —. Muy bien… Bueno, uno de nosotros tiene que ir a buscar a la profesora Umbridge y… y conseguir que vaya hacia otro lado, alejarla de su despacho. Podríamos decirle, no sé, que Peeves ha hecho alguna de las suyas…

— De eso ya me encargo yo — se ofreció Ron. —. Le diré que Peeves está destrozando el departamento de Transformaciones o algo así; está muy lejos de su despacho. Ahora que lo pienso, si me lo encuentro por el camino podría convencer a Peeves de que lo haga.

—Vale —dijo con la frente fruncida mientras seguía paseándose arriba y abajo; el hecho de que Hermione no pusiera reparos a que se destrozara el departamento de Transformaciones indicaba la gravedad de la situación—. También tendremos que
mantener a los estudiantes lejos de su despacho mientras forzamos la puerta, porque
si no alguno de Slytherin iría a chivarse...

Aliyah hubiese defendido a los de su casa, pero sabía que la mayoría de ellos, eran obligados por sus padres a seguir las órdenes de Umbridge.

De pronto, sintió una mano cálida envolver la suya. Observó a Hermione, que se acercó suavemente para murmurar.

— Lo siento... Sé que no todos son así..., pero, ya sabes...

— Está bien, linda... — le respondió la Black, devolviéndole el apretón de manos.

— Luna y yo podemos montar guardia en cada uno de los extremos del pasillo — propuso Ginny. —, y avisar a la gente de que no entre en él porque alguien ha soltado gas agarrotador. — a Hermione le sorprendió la rapidez con que a Ginny se le había ocurrido aquella mentira; Ginny se encogió de hombros y añadió—: Fred y George pensaban hacerlo antes de marcharse.

—Vale —dijo Hermione—. Entonces, Harry, tú, Kris y yo nos pondremos la capa invisible y entraremos en el despacho, y podrás hablar con Sirius…

— ¡Te digo que no está allí, Hermione!

— Creo haberte dicho perfectamente que cerraras la maldita boca y acataras las ordenes de Hermione, Potter. — gruñó la ojigris, frunciendo el ceño.

— Bueno, podrás… comprobar si Sirius está en casa o no mientras yo vigilo. No creo que debas quedarte allí solo, pues Lee ya ha demostrado que la ventana es un punto débil porque coló los escarbatos por ella. — mencionó Hermione, intentando aligerar las cosas.

Aliyah observó que la mirada tensa y irritable de Harry se suavizó un poco.

— Vale, gracias. — murmuró el de lentes, sacando una risa incrédula de la pelinegra.

— ¿Cómo dijiste? No se escuchó nada, Potter. ¿Podrías repetirlo? — sonrió falsamente la Slytherin, cruzándose de brazos.

El de lentes miró a la castaña en busca de ayuda o algún regañó hacia Aliyah, pero la Gryffindor se limitó a encogerse de hombros.

— Dije, que gracias. — volvió a repetir el pelinegro, entre dientes.

— ¡Oh, mira! Potter sabe agradecer, vaya afortunados somos. — exageró alegremente la ojigris, aplaudiendo con emoción.

— Aliyah... — reprochó la Gryffindor, suavemente.

— Hermione... — le siguió el juego la pelinegra, sonriendo inocentemente.

— Bueno, aunque hagamos todo lo que hemos dicho, no creo que consigamos más de cinco minutos — comentó Hermione un poco aliviada después de que Harry hubiera aprobado su plan. —; no hemos de olvidarnos de Filch ni de esa maldita Brigada Inquisitorial.

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⏰ Última actualización: Nov 05 ⏰

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Las cartas de ella. [Hermione Granger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora