Tras la puerta, se escuchaba el suave murmuro de las palabras del capitán, sin llegar a ser realmente entendible desde fuera la conversación.
Aún así, Juanjo se mantenía pegado a la madera, fallando en su misión de escuchar de lo que hablaba su padre con el príncipe.
Él por supuesto sabía quién era el chico que sacaron de ese barco de mercancía, y sabía la importancia que tenía el padre del príncipe. Pero el capitán no le había hablado sobre su plan con el chico y la curiosidad le comía por dentro.
Para ser sinceros, no solo le interesaban los planes de su padre. En los días que el príncipe había estado inconsciente, Juanjo había estado observando a los amigos de este, intentando entender las dinámicas entre ellos. Incluso se había acercado a hablarles, aunque no le recibieron con la misma facilidad como habían recibido a otros piratas de la tripulación. Como por ejemplo a Chiara, que se encargaba de bajarles comida, y a quien siempre reciben con una sonrisa y un tema nuevo de conversación. El príncipe y sus amigos le intrigaban, y sentía una necesidad inconsciente de saber por qué.
Le intrigaba sobre todo entender porque aquel chico que lo tenía todo en su reino había acabado durmiendo en el suelo de la habitación común de un barco de mercancías.
El repentino silencio de el camarote le sacó de sus pensamientos, y pegó más la oreja a la puerta para escuchar mejor. Aguantó la respiración y se quedó inmóvil esperando que continuara el murmullo.
Pero en vez de la voz de su padre, tras la puerta se escuchó el sonido de una silla arrastrándose por el suelo y seguidamente fuertes golpes. Después de esto, si que se escucharon voces otra vez, esta vez más fuertes, casi gritando.
El pirata tardó unos segundos en reaccionar. Encontró un coraje que normalmente no tendría enfrentándose a su padre y abrió la puerta casi sin pensar en las consecuencias que esto tendría.
Le tomó un momento analizar la escena frente a él. Miró la mesa primero, la silla donde supuso que estaba sentado el príncipe estaba tirada en el suelo y la del capitán estaba vacía. Dirigió su vista un poco hacia un lado, encontrado la imagen de su padre acorralando a el más pequeño contra la pared.
Se veía tan pequeño con su cuerpo delgado, demasiado para considerarlo sano, y la gran mano del capitán agarrándolo por el cuello. En la otra mano su padre empuñaba un cuchillo que apretaba contra la mejilla del príncipe lo suficiente como para derramar una fina línea de sangre que recorría su cara hasta la barbilla, manchando más aún la desgastada blusa. Al bajar la mirada al torso del chico, se dio cuenta que la herida se había reabierto y la sangre que emanaba había empapado el vendaje y goteaba por abajo.
Al escuchar la puerta, el capitán se giró a mirar al intruso que le había interrumpido. El príncipe abrió un poco los ojos e intentó apartar la mano del capitán aprovechando la distracción. Pero en respuesta el hombre apretó más su agarre, quedando el príncipe sin poder respirar completamente. Intento apartarlo golpeando su muñeca pero le fue imposible.
- Juanjo, sal de aquí. Estoy ocupado con nuestro invitado. - Separo el cuchillo de su mejilla mientras miraba a su hijo con una sonrisa de superioridad.
- Necesitamos a el príncipe con vida, Capitán. - Juanjo dio un paso dentro del camarote cauteloso.
El capitán hizo caso omiso a sus palabras y acercó el cuchillo apretando debajo de la barbilla del príncipe, esta vez sin llegar a penetrar la piel.
- ¡Papá! Por favor...- Intento soñar convincente, pero le salió mas un tono desesperado que otra cosa.
La mano que aprisionaban a el pequeño se abrió y este cayó al suelo. Respiro profundamente y empezó a toser mientras se arrastraba un poco para alejarse del pirata. El mareo de la falta de oxígeno le pasó factura y perdió la consciencia.
- No me llames así. Y sácalo de aquí, ya hablaremos luego tú y yo. - Su padre parecía más decepcionado que enfadado, pero su expresión seguía dando un poco de miedo, así que se acercó rápidamente hasta el chico inconsciente en el suelo y lo tomo entre sus brazos como había hecho unos días atrás.
Bajando las escaleras se encontró con Chiara, quien iba sonriente a buscarle. Su cara cambió totalmente a ver a el chico sangrando entre sus brazos.
- Fuck, ¿que ha pasado? - La chica seguía a Juanjo escaleras abajo imitando su paso acelerado para estar a su altura.
- Ni idea, estaban hablando y he empezado a escuchar ruido. He tenido que intervenir. Necesito que busques a Denna, por favor. -
- Esta ocupada, Rus se ha caído bajando del nido hace un rato y le está cosiendo la herida, nada grave pero no está disponible ahora. - terminaron de bajar las escaleras y siguieron hasta una de las puerta que llevaba a un pasillo donde se encontraba el camarote de Juanjo. - Puedo traerte las cosas a ti si quieres. -
El pirata asintió mientras dejaba a el menor en su cama. Chiara corrió fuera a buscar los materiales médicos.
Mientras esperaba a su amiga, Juanjo acercó un pequeño cubo con agua a la cama y buscó un trapo lo suficientemente limpio como para poder usarlo para limpiar una herida. Acercó también la silla de su escritorio a la cama y se sentó para empezar el trabajo.
Debatió consigo mismo si apartar la blusa para limpiar la herida o quitársela y darle una camisa nueva. Finalmente empezado a desabrochar los botones y le quito la prenda con cuidado dejándola en el suelo.
Hizo lo mismo con la venda y reveló por fin la herida. Era de unos 6-7 centímetros y bastante profunda, la mitad de los puntos que Denna le había cosido para cerrarla inicialmente no habían aguantado y necesitaban ser reemplazados.
El pirata mojó el trapo en el cubo y lo pasó suavemente por la zona para limpiar la sangre que aún salía del corte. Estaba terminando el trabajo cuando Chiara entró por la puerta a toda prisa.
- Denna me ha dicho que vendría cuando terminara con Rus. Pero que seguro que te apañabas solo. -
Y es que las ventajas que tiene pasar tanto tiempo con tu mejor amiga que resulta saber de medicina, es que acabas aprendiendo algo de verla trabajar. Por lo que si, Juanjo se apañaría solo, aunque si necesitaría la aprobación de Denna para sus suturas, ya que solo lo había hecho unas pocas veces y todas sobre si mismo.
- Gracias Kiki. ¿Les has dicho ya a los amigos del príncipe que está despierto? - Chiara negó con la cabeza. - Iba a ir yo pero creo que si les dices tú la situación en la que estamos no se enfadarán tanto. -
La chica se despidió y Juanjo empezó a preparar los materiales para suturar la herida de nuevo.
Mientras pasaba el trapo por última vez para limpiar la sangre que todavía salía del corte, el chico soltó un pequeño quejido e intento apartarse de su toque.El pirata sujetó por la cadera al príncipe para que no se causara más dolor al intentar apartarse. Martin abrió los ojos sobresaltado al notar el agarre e intento incorporarse. Juanjo soltó el trapo para liberar su otra mano y la apoyó en el pecho del menor para volver a tumbarlo en la cama.
- Si te mueves te vas a hacer daño, y esto va a doler ya bastante de por si. -
El príncipe observó su entorno, procesando que había pasado. Y finalmente se rindió tumbándose en la cama sin moverse. Sintió las manos alejarse de su cuerpo.
- No se que ha pasado en el camarote del capitán, pero unas cuantas suturas se te han soltado y tu herida no para de sangrar. Tengo que coserla otra vez, y desinfectarla. ¿Recuerdas algo? - El príncipe se llevó un mano al cuello, que tenía marcas rojas y un par de moretones, y asintió suavemente. - Esto va a doler mucho. Si necesitas que pare dímelo, pero hay que hacerlo. -
El chico volvió a asentir, y Juanjo empezó a preparar la zona otra vez.
Capítulo cortito desde la playa porque ayer estuve seis horas en un coche y me aburría.
Espero que os guste
Adri:)

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Manneporte - Au majos
RomansaUn príncipe aterrorizado de sus responsabilidades escapa de su reino antes de casarse. Un pirata famoso por su frialdad le encuentra. o Básicamente Martin príncipe y Juanjo pirata porque me encantan los clichés :)