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—¿Qué estás haciendo?—preguntó ____, observando con cuidado los objetos en la mano de la rubia.
—Son pulseras de protección.—sonrió Dawn. Su voz resonaba suavemente en los oídos de la contraria—Repelen las auras oscuras.
Ambas chicas se encontraban sentadas frente a la fogata del campamento, la cual estaba apagada.
Nuevamente la peli-[C/P] había despertado temprano de su sueño y afortunadamente para ella, no era la única, puesto que la rubia parecía estar meditando desde que el sol salió.
—¿En serio?—cuestionó la peli-[C/P], sonriente.
—¡Por supuesto!—afirmó con un asentimiento.—También ayudan a equilibrar el aura y las chakras del cuerpo.
Una vez finalizada su obra, sonrió ampliamente, admirando su trabajo.
—Quedo muy bien.—halagó la contraria, apoyando el rostro en sus manos.
—Gracias.—agradeció la rubia dulcemente.
Sujetó la pulsera en sus manos y luego, sin pensarlo demasiado, la dejo en la palma de la peli-[C/P].
—¿Eh?
—Es para ti.—afirmó Dawn.
—No tenias que...
—Vas a necesitarla.—interrumpió ella con un tono suave—puedo sentirlo.
Al ver la cara de confusión en el rostro de la contraria, continuó hablando.
—Un mal oscuro se acerca...—cerró sus ojos, como si estuviera meditando—...lo percibo. Por eso, quédatela.
Asintiendo, la peli-[C/P] observó el objeto en sus manos.
—Gracias—agradeció con una pequeña sonrisa—es muy linda.
La rubia mantuvó su vista fija en ella, sin borrar su sonrisa.
—Tu aura es excepcionalmente azul y amarilla.—la chica apoyó las manos en sus piernas—es brillante y clara, además de tranquila, optimista y feliz. Me hace sonreír.
Ambas compartieron sonrisas alegres, sin emitir palabra alguna.
Por un momento, Dawn se mantuvó pensativa, cerrando sus ojos suavemente.
—Sin embargo, ese chico al que mantienes siempre a tu lado...
—¿Alejandro?—interrumpió _____, ganándose un asentimiento por parte de la otra chica—¿Qué pasa con él?
—Su aura es algo extraña...no es buena pero tampoco es del todo mala—opinó ella—es una mezcla compleja de colores.
—¿Mezcla de colores?
—Sí. Rojo, negro y dorado son sus colores.—informó la joven rubia, acomodando algunos mechones de su cabello—puedo sentir la ambición ardiente en su ser, una energía vibrante inunda su alma.
