Capítulo 8

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No sabía exactamente cuánto tiempo había dormido, pero sentía que habían pasado horas. Tan rápido como cerró los ojos después de despedirse de Mingi, cayó rendido, arrastrado por el sueño, aunque era tal su cansancio que no soñaba con nada, sin embargo, y a pesar de su agotado y malherido cuerpo, se despertó por culpa del calor y por el ruido que venía de la cama a su lado, a solo unos pasos de él.

Tenía el cuerpo entumecido, pues ya los efectos de los analgésicos no aliviaban el dolor de sus heridas y eso fue lo que le hizo despertar por completo, espantando cualquier rastro de somnolencia que le quedara. Planeaba volverse a dormir, aunque antes quería ver la hora, sin embargo, su celular estaba guardado en su mochila, la misma que había dejado sobre el escritorio de Mingi a unos escasos metros de sus pies. Debió ser sigiloso para no hacer ruido y despertarlo al levantarse en busca del teléfono, por suerte para él, la luz de la lamparita que su anfitrión se negó a apagar, iluminaba lo suficiente como para no tropezar con nada en el camino. Eran las 03:16 am, no hacía mucho que se habían acostado a dormir, así que mejor volvía a su improvisada cama y trataba de descansar un poco más. Pero de nuevo, ese ruido que le había perturbado el sueño, le sorprendió y le hizo congelar en medio de la alcoba.

Su piel se puso de gallina, erizando los vellos de su nuca y de sus brazos, una fría oleada recorrió su columna vertebral; él no era asustadizo, pero aquel inusual ruido lo tomó por sorpresa, al menos hasta que volvió a escucharlo. Era Mingi, él hacía ese ruido tan escalofriante, casi como un lamento, como un... Como un... Gemido.

── ¡Oh! ──Yunho se cubrió la boca con las manos tan pronto dejó salir aquel jadeo, guardando silencio, sin moverse ni un ápice de su posición. 

No quería que Mingi se despertara justo en ese momento y que lo descubriera mirándolo, ahí de pie en frente de su cama, pero no podía ocultar su sorpresa al escuchar los gemidos del pelinegro. Y aunque su mente fue más rápida y mal pensada, en el fondo un pequeño rayo de razón le iluminó la mente con la idea de que, tal vez, no eran gemidos sino quejas. "Quizá tiene fiebre..." pensó, podía estar delirando, teniendo pesadillas causadas por la fiebre, y si se trataba de eso, tenía que asegurarse, pues podría ser grave. Pero por alguna razón a sus piernas le costaban moverse, no pudo dar ni un paso, y no era por el dolor, sino por los nervios que incluso hacían sus manos temblar. La sola idea de tocar a Mingi, de pronto le parecía prohibida.

Con la pobre iluminación que provenía de la lamparita pudo ver las gotas de sudor adornando su frente, su pelo húmedo por el sudor estaba pegado a su sien y su camisa de pijama apenas abotonada por dos botones en el medio de su pecho, dejando su abdomen y su clavícula descubiertos. Una gota de sudor corría dejando un camino por en medio de su pecho, tentadora, casi invitándolo a secarla con ese recorrido sinuoso. Yunho trató de nos distraerse con la visión del pecho semi desnudo de su compañero y solo enfocarse en lo importante. Mingi no estaba arropado, entonces podía ser solamente quejas por el frío, aunque eso tenía tan poco sentido y solo bastaba con verlo sudar, por lo que, de todas formas, se tuvo que armar de valor para ir a tocar su frente y descartar alguna fiebre. Mingi estaba al borde de la cama todavía, para su fortuna, por lo que solo bastó con arrodillarse en el suelo a su lado, sobre su bolsa de dormir, y estirar un poco la mano para sentir su temperatura; estaba caliente, pero no demasiado. Luego de tocar su frente con el dorso de su mano, hizo lo mismo con la suya, él también estaba algo caliente, entonces quizá era solamente el calor lo que le hacía quejarse, o al menos a esa conclusión llegó para evitar pensar las cosas indebidas que ya danzaban en su cabeza como burlándose de él. Sin embargo, para asegurarse que en verdad no tuviera fiebre, una vez más se acercó, pero esta vez tocando su cuello con apenas un roce de sus dedos que se llegó a sentir como un corrientazo. 

𝗟o𝘃𝗲 𝗧𝗲𝘀𝘁 (Pausada)Where stories live. Discover now