➜ Capítulo 7

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Cuando estuvo de nuevo sola en casa y teniendo las puertas cerradas, se dispuso a comer lo que le habían traído, hasta que su teléfono empezó a sonar sin descanso. Por el sonido, sabía qué era el tono de los mensajes, pero no sabía porqué tantos. Después de pensarlo un poco, pensó que podrían ser sus padres, aunque si fuera una emergencia, ellos la llamarían.

Al revisarlo, vio que Martha ya la había agregado al grupo de la cuadra justo en el momento en que los vecinos estaban más activos organizando juntarse a comer algo el sábado por la tarde. Sería algo en el patio trasero de la casa de Martha y cada quien debería llevar lo que quisiera comer. Marlene no iba a ir. Solo iba a estar temporalmente y además tenía otras cosas en las que pensar, o más bien, ver el misterio del libro.

Después de un rato, no soportó y empezó a hojear el libro. Entendía que el otro mago había dejado consejos y anotaciones sobre los hechizos y conjuros, técnicas para lograr manifestar el poder innato de cada uno. Abrió por una página al azar y empezó a traducir el hechizo. Es un hechizo de tierra básico; en la nota al borde dice que debe imaginarlo como si fuera un hechizo de limpieza que sirve para traer todo el polvo fino acumulado alrededor del usuario.

El hechizo funcionó en su cometido, pero el polvo que antes estaba en los recovecos más aislados de la casa había terminado por inundar la sala. Marlene empezó a estornudar una y otra vez. También sentía un cosquilleo bajo la piel que dejaba la magia al ser usada. Necesitaba sentir más de eso ¡Otra vez! Así que volvió a probar el hechizo con resultados similares. Tenía el cabello lleno de tierra y las pestañas pesadas por lo mismo. Pero siguió una y otra y otra vez hasta que al fin pudo hacer un montículo frente a ella.

¡Otra vez!

Pasó a otra página del libro; era un hechizo de aire. Lo tradujo y lo lanzó. Los libros y todo lo que había a su alrededor se elevó en el aire girando a su alrededor. Almohadones, cuadros, souvenirs. Marlene se quedó mirando. Se paró para ver mejor el espectáculo y a medida que su emoción subía, también lo hacía la velocidad del tornado. Hasta que dos libros chocaron entre sí y otra vez se desató el caos. Las cosas chocaban y algunas salían despedidas en todas las direcciones, las hojas se desprendían de los libros.

Marlene no podía parar el caos hasta que un libro le dio de lleno en la cadera y todos los demás cayeron al suelo.

—¡Ah! —gritó y se tiró al sillón.

El dolor se extendía como una descarga eléctrica por todas sus terminaciones nerviosas y después volvía a enfocarse en un solo punto. Sentía que le había dado de lleno con la punta, pero algo le decía que el hueso no se había lastimado.

¡Otra vez!

No odiaba quedarse así, así que hizo el hechizo una segunda vez aún estando sentada en el sofá. El resultado no fue tan caótico, pero aún así varios libros acabaron contra las paredes.

¡Otra vez!

Usó el hechizo una vez más para poder enfocarse en un solo libro, logró que se elevara unos metros y chocó contra el techo. Las hojas volaron por todos lados y del libro solo quedaron las tapas.

Aunque los hechizos empezaron a funcionar luego de varias pruebas, no es eso lo que le importa. Empieza a pasar las hojas del libro, como si estuviera presa de un gran hechizo hasta que sin necesidad de traducir, sus ojos se fijan en un hechizo del sueño y la iluminación. La nota dice que es una ayuda para que una polilla viajera pueda visitar los recuerdos de otras personas en medio de los sueños. También se recomienda lanzar antes un hechizo de iluminación y videncia para ayudar a la mente a percibir lo que los ojos no pueden.

Marlene los lanzó a los dos en el orden recomendado y se fue a dormir en el sillón, mientras deseaba poder volver a ver a su abuela. Como si existiera alguna forma de verla y pedirle ayuda y consejo para las cosas que se le estaban viniendo encima.

Rumbo desconocido || ONC2024 (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora