➜ Capítulo 6

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Marlene entró sigilosa a la casa y cerró la puerta de calle con llave, guardándola en el bolsillo de su pantalón por temor a un posible intruso que pudiera sorprenderla. Estaba subiendo las escaleras cuando en medio del silencio de la noche escuchó el canto de un pájaro que no supo identificar. Se llevó una mano al pecho, agradecida de no haber gritado cuando escuchó un estruendo en su habitación y unos quejidos de dolor.

Subió de dos en dos los escalones que le quedaban y, al entrar a su habitación, no vio nada. Se asomó por la ventana para ver cómo una persona salía corriendo hacia la vereda.

Su instinto se lo decía muy claro: era posible que Andreas estuviera vigilando su casa por la mañana en busca de una forma para entrar. Por eso pudo alertar a la persona que estaba dentro con un silbido y que huyera antes de que Marlene la atrapara. Pero no estaba solo; había dos personas con él, la mujer misteriosa y el intruso. ¿Sería que él y la mujer estaban ahí como distracción o para hacer ruido en caso de que Marlene saliera de la sala?

Quizás ese hábito de apagar la luz al salir de una habitación hizo que fuera más fácil seguir sus movimientos por la casa.

Se quedó mirando por la ventana un poco más, pero no vio ningún movimiento. Bajó la mirada a las enredaderas que llevaban hasta ahí y cerró la ventana. Pero esta vez se aseguró de que no hubiera forma de abrirla al trabarla con el escritorio. Entendió por qué el pasador había estado roto y la ventana se abrió en su primera noche en la casa; no era la primera vez que intentaban entrar.

Después de calmarse, miró su habitación. Era un caos de frazadas, ropa, papeles que no sabía de dónde salieron y demás pertenencias personales tiradas. Empezó a acomodar y vio que no le faltaba nada, ni siquiera dinero. Fue a ver las demás habitaciones y notó que había un rastro de humedad, posiblemente de nieve derretida. Había estado en la mayoría de las habitaciones de la planta alta, pero estas ya estaban casi vacías, así que no hubo mucho desorden.

Marlene se aseguró de que cada ventana estuviera trabada con algún mueble y, por si las dudas, fue a buscar las llaves y cerró cada una de las puertas, a excepción del baño. Hizo lo mismo en la planta baja y, como no iba a salir, trabó las puertas también de salida.

Fue al sillón y se envolvió en una de las mantas. Al relajarse, se permitió llorar un poco. Estaba sola y no tenía a quién recurrir por un abrazo y que le dijera que todo iba a estar bien. De nada valía llamar a la policía, porque si no había habido un robo, ellos no lo consideraban de importancia. También podrían decir que si Andreas había estado dando vueltas por la casa, era solo para verla porque estaba en venta.

Sabía que esa noche no iba a poder dormir, así que se hizo una jarra llena de café y continuó leyendo el libro desde el principio. Cada vez que oía el mínimo ruido afuera, se detenía para ponerse alerta. Cada sonido hacía que su corazón diera un vuelco y se acelerase, aunque fuera por la cosa más ordinaria como un auto pasando por la calle o cuando una rama cedía ante el peso de la nieve.

Marlene empezó a leer las anotaciones de la primera bruja, ignorando todo lo demás. Sus relatos se extendieron a lo largo de cientos de años, todos narrados en primera persona. Hablaba de cómo las polillas habían sido cazadas y masacradas cuando empezaban a reunirse en torno al libro del conocimiento. Explicaban cómo habían intentado replicar el libro, pero estas copias ardían en llamas. Cómo habían intentado destruir el libro, pero este era inmune a todo.

Los relatos de la primera bruja resultaron ser pocos en comparación con lo que Marlene esperaba. Estos terminaban en una única carta, que curiosamente quedó como última página del libro.

“Este es el libro del conocimiento que lleva a la destrucción. Atrae tanto a sus usuarios que domina sus mentes para que hagan su voluntad. Es un libro maldecido por la propia magia que había en su interior. ¿Alguna vez has sentido que una fuerza o una sensación extraña tira de ti y no lo entiendes? Posiblemente sea el libro tratando de colarse en tu mente. No tiene sentimientos, pero sabe cómo manejar los tuyos. Ese es solo el comienzo.”

Rumbo desconocido || ONC2024 (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora