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"Yeta; Dicho de un lugar o una persona que posee mala suerte"
dieciocho de junio de dos mil veinticuatro.
- Hermano soy yeta, no puede ser que mi primer gol en la selección sea en contra. - dice Lisandro tirado en la cama.
- Ay, ya arrancaste de vuelta, culiado. - se queja Cristian.
- Y si es verdad, algo yeta soy. - afirma convencido de lo que dice.
- Unos dramas manejan los entrerrianos hermano. - suelta Romero terminando de acomodar su ropa.
- Banco, aguante Córdoba. - aporta Nahuel apareciendo en la habitación.
Lisandro rueda los ojos y decide no contestarles nada.
- Déjame adivinar, otra vez con lo de que sos yeta. - indaga Molina sentándose en el borde de la cama.
- Sí, obviamente. - le confirma Cristian y el otro chasquea la lengua.
- La metimos entre los dos Licha, a la pelota. - aclara. - Si somos yeta, somos yeta los dos. - afirma. - Ya sabes quien es tu segunda en todo, desde defensa hasta el fin del mundo, eh, ya no te podés deshacer de mí. - dice el cordobés riéndose.
Lisandro ríe también, recuerda las buenas épocas pasadas cuando jugaba en el mismo club que uno de sus mejores amigos. Y si bien estos recuerdos lo hacían sonreír, porque no había ningún recuerdo malo con Nahuel, sigue sin poder dejar de pensar en eso; en que es yeta para la selección.
cuatro de julio de dos mil veinticuatro.
La Copa América estaba en una fase avanzada, los cuartos se jugarían el día siguiente por la noche. Había variantes seguras, y el capitán no estaba disponible según lo que informaban los medios, se rumoreaba una posible delantera doble con Julián y Lautaro. Las cosas iban bien, habían pasado como primeros de grupo, con los nueve puntos y sin recibir ningún gol. En la siguiente instancia, la albiceleste se mediría contra Ecuador, uno de los más fuertes en la fase de grupos, pero antes de dicho partido tendrían su último entrenamiento a eso de las nueve de la mañana. Después del desayuno de siempre todos los jugadores se encontraban en la cancha para calentar.
- Eh, se arreglaron. - dice Nahuel bromeando mientras se acercaba hasta donde Lisandro estaba.
- Viste, cedió y me dejó escuchar algo que no fuera Q'Lokura. - bromea Lisandro sacudiendo el cabello de Nahuel.
- No lo puedo creer hermano. - niega mirando a Cristian.
- Tuve que escuchar esa música de puto, boludo. - le cuenta Cristian mientras finge estar decepcionado también.
