06; Incondicional.
United - Tottenham.
15|01|24
El segundo tiempo ya había comenzado y el marcador favorecía dos a uno a los diablos rojos, como solían decirle al Mánchester.
Rashford había marcado el segundo gol que le daba la victoria parcial y rompía el empate contra los Spurs.
Aunque ciertamente esa victoria había sido muy corta para los de rojo, ya que Rodrigo Betancur había hecho el gran gol que lograba empatar el partido una vez más en el Old Trafford.
A los dieciocho minutos del segundo tiempo Lisandro ingresó a la cancha con un cosquilleo en las manos que lo adjudicaba a su regreso a las canchas, pero también a la presencia de cierto cordobés que jugaba en el equipo contrario.
A unos cuantos minutos de su ingreso, cobraron un tiro libre en favor al Tottenham y claramente el entrerriano fue a buscar el choque con Cristian.- Ah, volviste. - le dice Romero riendo y empujándolo también.
Lisandro no le contesta nada, pero vuelve a empujarlo.
Marcus, quien estaba frente a ambos decide girarse a separar a quien fuera, pero al ver de quienes se trataba solo pudo reír y dejarlos ser.
No había forma de controlarlos, fueras quien fueras.
Cuando el árbitro hizo sonar el silbato marcó el final del partido con los equipos empatados en el marcador.
Cristian automáticamente caminó buscando al chico con el que había estado a los empujones hace rato.- Eh, no me dijiste que volvías. - se queja apenas lo cruza haciéndolo sonreír.
- Ni yo tenía la certeza. - argumenta alzando los hombros.
Después de la respuesta de Lisandro se quedan en silencio mirándose y Romero no puede evitar sonreír con la vista que tiene.
- Te extrañé, forro. - admite Cristian y no pueden evitar abrazarse ahí, en medio de la cancha con cientos de cámaras filmando el estadio.
A este punto no les preocupa demasiado, la gente sabía que se querían. Aunque las trastornadas sabían que ahí había algo más.
- ¿Tenés algo que hacer después? - le pregunta Lisandro bajando su mano desde su espalda hasta su cintura.
Hay una cámara enfocándolos a lo lejos, la diferencia de altura se nota y es algo bastante tierno de ver.
- En realidad no.. - niega con su cabeza sin querer quitarle las manos de encima.
El contacto físico con Lisandro era otra cosa, otro nivel. Tal vez era esa conexión que tenían la que lo llevaba a pensar que con él los abrazos se sentían más acojedores a pesar de ser Lisandro más bajo que él, que los roces de mano quemaban cuando estaban en algún entrenamiento con la selección, y también que sus besos lo transportaban a otro mundo.
- Ya sabes donde. - le dice Lisandro haciendo referencia a en dónde se encontrarían.
- Nos vemos. - se despide el cordobés momentáneamente acariciando su mejilla y camina hacia la izquierda para saludar a Bruno.