Harry Styles es un reconocido escritor tratando de sobrevivir a un enjambre de opiniones y críticas a su 'Best Seller' "Velas hundiéndose". Novela escrita sobre un romance adolescente compendioso y breve que compartió con Louis, un jovencito astuto...
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1990.
—Harry me contó que tienes cuatro hermanas, Lou.
Harry detiene su mano justo cuando estaba a punto de darle un mordisco a su galleta. Dejando su brazo estancado en el aire al oír la imprudencia de su madre en todo el esplendor de la palabra. ¡Lo estaba echando de cabeza frente a Louis! ¿Qué iba a pensar él? ¿Que iba por ahí contándole a todos su vida?
—Sí, en realidad soy el mayor, así que es tan complicado como suena. —Sin embargo, Louis adoraba responder las preguntas de la familia de Harry. Era bueno en eso, Harry jamas podría hacerlo porque era muy torpe socialmente y muy poco ocurrente como para ser espontáneo.
Anne ríe logrando que Louis también lo haga, Harry los mira y aunque no ríe sí sonríe apenado. Odiando un poco no entender qué le hacía sentirse así, tan avergonzado y emocionado a la vez. Al menos es así hasta que Gemma y Anne se miran entre ellas, dejándolos "solos" y dejando la oportunidad perfecta para que Louis lo mire a él. Y eso hace, el castaño gira su cabeza y le mira sonriendo nervioso. Poniendo a Harry igual de nervioso. ¿Por qué estaban nerviosos? Solo se miraban. Harry no entendía nada, pero le gustaba. Le gustaba estar confundido, qué lío era el mismo.
—Bueno, las complicaciones llegan a ser parte de tener una familia también, Lou. —Añade Anne. —Así es usualmente, es parte de vivir y formar un hogar.
El rizado había desviado la mirada primero, porque ese era el juego; buscar a Louis con los ojos para luego darse la vuelta cuando éste le mirara. No obstante, vuelve a verle a los ojos cuando, tras su madre decir aquello, el castaño toca su rodilla por debajo de la mesa.
Harry se queda en blanco inmediatamente. Ya que, a decir verdad, siempre se quedaba así al estar con Louis. Lo buscaba, buscaba su aprobación y amaba reírse de lo que dijera, pero le asustaba pensar tanto en él. Todo el día, todo el tiempo. No se lo podía sacar de la cabeza.
¿Eso podía ser un problema?
Lo era, porque en aquella época Harry tampoco sabía gestionar lo que quería o sentía, por lo que su reacción fue mover la pierna deshaciéndose del tacto de Louis. Rechazándolo. Lo que era confuso, porque no lo evitaba cuando estaban solos y se besaban.
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