capricious eyes.

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Lo encontró disparandole a los faisanes con su revolver.

Thomas Shelby se encontraba a las afueras de York, a dos días de Birmingham, cerca de un asentamiento gitano en un lugar llamado Burton Agnes. El viento frío hacía crujir las telas de las tiendas de lona. Los campos se extendían bajo un cielo plomizo, salpicados por las tiendas y los carromatos gitanos, el aire llevaba consigo el aroma a humo de leña y tierra mojada. Thomas Shelby avanzaba con paso firme, su abrigo gris oscuro envolviéndolo hasta las rodillas, las manos metidas en los bolsillos,

Johnny Dogs, conocedor de cada campamento gitano como la palma de su mano, había guiado a Thomas hasta allí. Bajo la oferta siempre tentadora de ganar algunos peniques y su habitual propósito de reproducir su camada en cada campamento, bajo los efectos de una buena fiesta gitana y mal licor, Johnny conocía todos los caminos y recovecos. Thomas había soportado quince horas de viaje en tren hasta York, nueve horas para encontrar a Johnny Dogs ebrio y semiinconsciente en una zanja al lado del camino, desnudo y maldiciendo al viento, y un día más siguiendo el rastro hasta el campamento gitano.

Cuando finalmente llegaron, el lugar estaba en pleno bullicio. Los niños corrían, las mujeres cocinaban sobre fogatas, y los hombres, siempre alerta, observaban a los extraños con recelo. Thomas se mantenía firme, su mirada dura y decidida. En medio de todo, y con los bolsillos más livianos en comparación con los que tenía al abandonar su auto, habiendo sido ofrecido de comprar tres caballos, desposar a dos esposas y habiendo perdido su reloj a manos de un niño sin zapatos, Thomas vio a él joven disparando a unos faisanes sobre un cordón de piedras entre un coro de maldiciones en shelta. El sonido del revólver resonó en el aire, y Thomas no pudo evitar pensar que ese joven, con esa desfachatez, bien podría ser un hijo de Polly.

La forma en que manejaba el arma, su postura y su mirada intensa maldiciendo a las aves volando lejos del plomo de su arma, todo le recordaba a la familia Shelby.

"Ese tiene que ser él", pensó Thomas mientras observaba al joven.

Johnny Dogs, aún tambaleante, confirmó su sospecha luego de silbar al aire, llamando la atención del muchacho cuando subieron una colina empinada. "Ese es él. Va con el nombre de Caleb", dijo, señalando al joven con un movimiento de cabeza. "Está con los hermanos Buchaman's"

"Caleb no es un Gabriel, Johnny"

"La edad se ajusta, es un huérfano con sangre gitana. Lo rastreé de regreso a Birmingham y,....bueno, lo sabrás cuando hables con él. Confía en mi, Tom ¿Cuándo te he decepcionado?¿Eh?"

A Thomas le sobraban los dedos de su mano para contar.

Johnny Dogs, con su chaqueta de tweed desgastada y una pipa entre los dientes, ajustaba meticulosamente los pliegues de su ropa, intentando prender la chaqueta sobre su abultado vientre sin éxito. Observaba la escena con ojos agudos y una sonrisa burlona apenas visible tras su barba descuidada; aún ebrio, sin duda.

Thomas se acercó lentamente, manteniendo las manos a la vista. Caleb, al verlo acercarse, bajó el arma ligeramente, pero su mirada oscura era claramente hostil, característica común del resto de los gitanos en el campamento y cualquier persona cuerda en ese lugar tan recóndito; más tarde descubriría que de hecho sus ojos eran azules, reflejándose oscuros bajo el cielo encapotado. "Caprichosos", Polly los llamaría.

El muchacho debía estar en sus veinte, vestía un abrigo desgastado y pantalones de cuero raídos. Su cabello oscuro y desordenado se movía ligeramente con el viento. Una cicatriz marcaba su mejilla izquierda, hundiendo la piel, provocada por un objeto afilado; vieja. una pelea, sin duda, Thomas pensó.

Caleb retiró el cigarrillo de entre sus labios con calma, exhaló una bocanada de humo con gesto despreocupado, pero sus ojos oscuros se clavaron en Thomas, evaluándolo; tal vez solo pensando en disparle primero o hacerlo después para no arruinar el abrigo. Thomas pudo decir con certeza que le puso precio a este, sus zapatos y el resto de sus pertenencias con la eficiencia de una mirada gitana.

capricious eyes | Thomas Shelby.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora