Capítulo 8: Caminos Cruzados

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 27 de diciembre de 2034

Charleston, Illinois

15:30 pm


CLAIRE


Me encontraba corriendo sin descanso por aquellos largos y oscuros pasillos, mientras el sonido de la alarma seguía invadiéndome. El eco de mis pasos resonaba en las paredes y mi corazón latía con fuerza, cada rincón oscuro aumentaba mi ansiedad a la vez que luchaba por mantenerme un paso adelante de los hombres de Max. De pronto un quejido en una de las habitaciones me detuvo en seco.

Sostuve el arma con cautela y me acerqué hacia el lugar de dónde provenía. Al entrar, me encontré con Ezra, quien estaba algo herido pero aún con vida, lo cuál supuso un alivio para mí. Rápidamente desaté sus ataduras y juntos nos lanzamos en busca de la niña. Al recorrer aquel sitio que parecía un laberinto sin fin, pude notar una pequeña pulsera con un dije de mariposa tirada en el suelo, y él reconoció al instante que le pertenecía a su hija.

Lo que reveló que aún teníamos una esperanza de encontrarla. Así que continuamos llegando al final del pasillo, divisando a lo lejos a Max y a sus hombres junto con Abril; guiándome por lo que había escuchado hablar antes a los guardias, sabía que estos planeaban llevarla a una base militar cercana. Y yo claramente no estaba dispuesta a permitir que lo hicieran.

—¡Suelta a la niña Max! —exigí apuntándole con el arma; mi voz resonaba fuerte entre los fríos muros de concreto en lo que parecía ser la salida del lugar y él soltó inmediatamente una risa burlona como respuesta.

—¡Eso jamás, querida Claire! —exclamó junto a su ya reconocido tono de superioridad.

Sus hombres que ahora eran menos que antes también nos apuntaban, y otra vez estábamos en desventaja, pero eso no me detendría, ya que estaba dispuesta a matar a cada uno de ellos de ser necesario.

—Es mejor que lo hagas, o juro que vas a arrepentirte de haberte cruzado en nuestro camino —le advertí. Max intentó moverse junto con la niña, pero fue interrumpido por Ezra, quién se dirigió a él apuntándolo con su arma al igual que yo.

—¡No te atrevas a moverte, Max! Si le haces daño a mi hija, te juro que no habrá lugar en este mundo en el que puedas esconderte de mí. Su voz era firme y profunda.

Admito que me sorprendió ver a Ezra en esa posición, siendo que sólo conocía su lado pacífico, pero también era algo comprensible, Abril era su hija y la única familia que tenia.

—¿Cómo es que no lo ven?— hizo una pausa, tomando el brazo de Abril con fuerza— esta niña es la única esperanza que tenemos ahora — su voz sonaba quebrada, se negaba a ceder, aferrándose obstinadamente a Abril, cómo si realmente ella fuera su última esperanza. Algo que sin duda me resulto extraño.


"Fortaleza de los desolados"

16:10 pm

En medio de nuestra confrontación un sonido siniestro comenzó a llenar el aire. Los huéspedes habían invadido el búnker, rugiendo y gruñendo mientras se acercaban decididamente hacia nosotros. Max los vio aterrado y se dirigió a uno de sus hombres.

—¡Maldición! ¿Cómo pudieron entrar? —preguntó con frustración.

—No lo sé, señor, yo...

El hombre intentó explicarle, pero se vio repentinamente interrumpido por otro de los guardias que estaban en el lugar.

Hasta El Último Día (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora