Los días pasaron y yo estuve en mi habitación encerrada, estudiaba para la EVAU, aunque mis padres insistian en que no era necesario, si queria realizarla en Barcelona tendría que ir a una universidad privada en la que la nota de corte no aplica, en definitiva estudiaba para pasar el rato.
-Edda me cansé necesito que me lo cuentes todo- Duna llevaba días intenta decirle que es lo que pasaba entre Héctor y yo.
-Duna dejame estudiar- me quejo con el mismo argumento de los últimos días.
-Me cansé, Edda vive la vida y deja de estar encerrada, no necesitas estudiar tanto y lo sabes- me queta lo apuntes y me obliga a mirarla- cuentame lo que te pasa- dijo con un tono dulce para convencerme.
Y después de casi una semana yo también me cansé, la situación me superaba. Mi vida se resumia a estudiar, ver mis fotos con Héctor y mirar sus historias de instagram en las que estaba de fiest en la mayoría y a veces acompañado de otras chicas.
-Héctor y yo estuvimos juntos pero lo dejamos- a mi hermana parece no sorprenderle la confesión.
-Eso ya lo sé, pero que os pasa ahora?
-Como que lo sabes- yo no le conté lo que me pasaba con Héctor nunca.
-Me lo contó Mateo, se enteró por accidente y bueno Alex le pareció oírlo un día.
-Hay dios- si Alex lo escucho seguro que más gente también.
-Me puedes contar lo que os pasó.
-Pues que lo dejamos, no valemos para estar en una relación a escondidas me cansé- resumo omitiendo algunas partes, como por ejemplo la amenaza de Lara.
-Te dejo el?- pregunta mientras me abraza.
-Fui yo- un silencio se instala en mi habitación durante unos segundos.
-Por eso él está así- dice más para ella que para mí.
-Así como?- su confesión me ha preocupado.
-No sé si debería decírtelo.
-Duna por favor- no hace falta que insista mucho para que empiece ha hablar.
- Es que últimamente está muy raro, sale casi siempre de fiesta, vuelve borracho y ya le han llamado la atención en el club.
Mierda, todo esto es por mi culpa seguramente.
-Yo llamaría a Marc y le preguntaría por él- me recomienda mi hermana- pero haz lo que quieras, me voy que quedé con Alex m, cualquier cosa llámame.
Ella se va y yo me quedo sola con mis pensamientos, reflexiono sobre todo lo que está pasando y decido hacerle caso a mi hermana.
Pero voy ha llamar a Lola, ella es una mujer y seguro que me entiende mejor y me cuenta la situación.-Hola- a los tres tono noto como descuelgan al otro lado.
-Edda- reconozco la voz de Marc al otro lado del teléfono, suena como si fuese su salvación- donde estás?
-En mi casa, te pasa algo?- me está preocupando su tono de voz.
-Héctor está borracho y se niega a volver a casa- suspira y continúa hablando- quiere verte.
Lo último me rompe el alma, Héctor está así por mi culpa. Lo peor es que son las 8 de la tarde y ya está borracho.
-Donde estáis?- quizás sea una locura pero voy ha ir a buscarlo, me necesita y voy a ir por él como vino por mí cuando lo necesité.
-Yo- se queda callado-no se si esto está bien hecho- titubea pero finalmente me lo dice- estamos en temple grec- están en uno de los bares de copas más famoso de Barcelona.
-Voy ahora- le digo mientras me pongo los zapatos.
-Edda quiero que sepas que está muy roto- hace una pausa y continúa- no es el Héctor de antes, lo rompiste.
Sus últimas dos palabras me queman por dentro, una cosa es ser consciente de ello y otra es que te la digan a la cara relativamente. A pesar de eso decido ir, por suerte mi padre quedó a cenar cerca y con la escusa de ver a unos amigos le pido que me lleve.
-Gracias- agradezco a mi progenitor al llegar.
-Nada de alcohol- me advierte- cualquier cosa me llamas.
Asiento y salgo del coche, en la entrada veo a Lola y voy directa hacia ella.
-Edda- su cara se ilumina al verme- por fin llegas, Héctor solo dice tu nombre.
Entramos en el local y Lola me lleva hasta donde están Héctor, Marc, Kala, Gavi y otro chico que creo que es Fermín.
-Hola- saludo tímidamente y noto como Héctor se gira bruscamente al oír mi voz.
-Edda- dice mi nombre en un susurro que logró escuchar, al mismo tiempo veo una lágrima recorrer su mejilla- por fin viniste- se acerca a mí pero se marea y Marc le agarra antes de que se caiga.
Me acerco a él, estamos a un paso y él se tira a mis brazos, lo escucho sollozar y mi corazón se rompe en pedazos al saber que yo soy la causante.
-Héctor- trato de calmarlo pero sus palabras contra mi cuello me frenan.
-Es por tu culpa, tú ya no me quieres y yo no te olvido- dice entre sollozos- Edda yo solo me veo contigo, dime que me quieres, solo una vez más- su voz me suplica.
Cojo su cara entre sus manos y lo hago, hago lo que me pide, cumplo su deseo a pesar de saber que mañana no se acordará.
-Te quiero Héctor, eres mi veneno- le digo de forma que solo él me escuche- y ahora tenemos que irnos.
-A casa no- dice mientras vuelve ha abrazarse a mi cuerpo.
-Yo os puedo llevar en mi coche, pero no sé a dónde- me dice Marc.
-Voy ha llamar a mi hermana, a lo mejor podemos ir a casa de Balde- Marc se queda con Héctor mientras hablo con mi hermana
-Duna necesito tu ayuda- le digo nada más descuelga la llamada.
-Que necesitas- le cuento el problema y después de hablar con Alex me dice que si.
Vuelvo a donde están los chicos, veo que han sentado a Héctor pero este cuando me ve agarra mi mano y no la suelta.
-Nos puede llevar a casa de Alex- Marc asiente y entre él y yo sacamos a Héctor del bar.
En el coche vamos Lola, Marc, Héctor y yo. Los dos primero delante mientras que Héctor va a mi lado encima de mi pecho. Está tan borracho que no sabe ni él lo que dice, yo le acaricio los rizos para que se tranquilice.
Al llegar Alex nos ayuda a llevarlo a una habitación, le quitamos la ropa y nos vamos para que descanse.
-Edda no- su grito hace que nos giremos todos- quédate conmigo- yo asiento y me tumbo a su lado.
-Ya hablo yo con sus padres y los nuestros para dormir aquí- asiento y todo se van, nos quedamos los dos solos.
Héctor encima mío y yo disfrutando de poder tocar sus rizos, estar junto a él.
-Te amo Edda- dice mientras duerme.
-Yo también te amo Héctor.
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Veneno y Envenenados|| Héctor Fort
FanfictionPara que están las reglas si no es para romperlas. Ellos dos saben perfectamente lo que es incumplirlas, llegando a poner en riesgo su familia. Dos familias que quieren unirse pero mediante sus hijos mayores, no pequeños. El error de ser futbolista...