𝑊𝐼𝐿𝐷𝐸𝑆𝑇 𝐷𝑅𝐸𝐴𝑀𝑆 | 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯

20

—Siempre es así de inquieto?—Pregunto la princesa Isabella mirando al dragón en cual volaba con inquietud

—No lo sé, ella nunca había salido a volar hasta hace unos días—Hablo el príncipe Jacaerys—

—Como se llama?—

—Ala de plata—

—La dragona de la reina Alysanne—

—Lleva demasiado tiempo sin un jinete, se siente sola, deberías ir a visitarla algún día de estos, ella es muy dócil—

—Lo haré—

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Kings Landing

—Que se sabe del paradero de mi esposa?—Pregunto el príncipe Aemond desesperado hacía el pequeño consejo de su hermano, el rey

—Según mis fuentes la princesa Isabella sigue en Dragonstone—Hablo uno de los miembros del consejo

—Lo que importa aqui es evitar una guerra, enviemos un cuervo para la princesa Rhaenyra, pediremos la paz y ofreceremos acuerdos para que acepte—Hablo la antigua reina Alicent

—Un cuervo no será suficiente majestad, ire yo a entregar el mensaje y me aseguraré de que la princesa acepte, una persona es mejor que un cuervo—Hablo Sir Otto Hightower

—Perfecto, partirán en una hora, para que ese mensaje llegue lo más rápido posible—Hablo la antigua reina Alicent retirándose hacía sus aposentos siendo seguida por Aemond

Una vez llegaron Aemond se sentó quedando enfrente de su madre mientras tomaba vino

—Quiero a Isabella devuelta—Hablo Aemond desesperado

—Es una traidora, tenerla de vuelta solo me traerá vergüenza—

—Ire a Dragonstone junto con Otto—

—Te quedarás aqui, Aemond, el avistamiento de un dragón tan grande como Vaghar alarmara mucho—

—Ire sin ella si es necesario—

—No iras, ya lo dije—

—Quiero a mi esposa de vuelta!—Hablo Aemond totalmente enojado mientras se paraba de golpe y lanzaba la copa de vino haciendo un fuerte ruido haciendo que su madre se asustara

—No entiendo porque estás tan empeñado en traerla devuelta, Isabella ya no es más tu esposa, no desde que se largo de aquí y nos traicionó—

—Isabella es mi esposa! Como no la encuentre—Hablo el príncipe comenzando a perder la paciencia con su madre—El bastardo la pagará!—

Alicent miraba horrorizada a su hijo, nunca había perdido los estribos de esa manera y ahora estaba empeñado en recuperar a Isabella, estaría dispuesto a derramar sangre por el simple echo de no verla feliz o de no verla con alguien más, no porque la amará, si no porque era egoísta y desde que Isabella y el se casaron se suponía que ella era de su propiedad y eso no cambiaría, no mientras él siguiera vivo.

En tres simples días la princesa Isabella era realmente feliz pues al fin había reclamado un dragón, con ayuda del príncipe Jacaerys logró ser quien después de demasiados años montara a Ala de Plata, la dragona de la antigua reina Alysanne, no había sido tan difícil pues la dragona era conocida por su amabilidad y docilidad con los extraños y al parecer había logrado establecer una conexión con la princesa Isabella, por fin podía sentirse orgullosa de si misma y sobretodo sentirse más parte de su familia.