Viernes, 18 de agosto

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8:15 p. m.

Querido diario,

Hoy ha sido otro día interesante y lleno de pequeñas sorpresas. Me desperté con una sensación de expectativa, ya que los viernes siempre tienen un aire especial en la escuela. Después de desayunar rápidamente, Kaz y yo nos dirigimos a la escuela en nuestras bicicletas, disfrutando del fresco aire de la mañana.

Las clases transcurrieron sin mayores novedades, aunque hubo un par de momentos destacados. Durante la lección de historia, la profesora nos dividió en equipos para realizar un proyecto sobre las diferentes culturas del mundo. Japón, Australia, Canadá y yo formamos un equipo. Decidimos enfocarnos en la cultura y tradiciones de Japón, ya que Japón se ofreció a ser nuestro guía y compartir sus conocimientos. Me entusiasma trabajar en este proyecto, ya que seguro aprenderemos mucho.

En el recreo, Kaz y yo nos unimos a nuestros amigos en el patio. Estábamos todos hablando sobre nuestras ideas para el proyecto cuando, de repente, apareció México. Se acercó a nosotros con su característica sonrisa y una bolsa de golosinas. Nos ofreció algunas y comenzamos a hablar sobre nuestras respectivas culturas. México siempre tiene historias fascinantes y me encanta escuchar sobre sus tradiciones y festividades.

Después de las clases, Kaz y yo decidimos pasar por la tienda de helados de camino a casa. Esta vez el clima estaba perfecto para un helado, así que nos sentamos en un banco cercano y disfrutamos del momento. Kaz me contó sobre un nuevo libro que estaba leyendo y cómo le había inspirado a escribir una historia corta. Me alegra ver que está tan entusiasmado con la escritura.

Al llegar a casa, encontré a Georgia en la cocina, como de costumbre, preparando algo delicioso para la cena. Rusia estaba en la sala, esta vez practicando con su guitarra. Me sorprendió lo bien que tocaba y me quedé un rato escuchándolo. Papá estaba en su oficina, trabajando como siempre, pero tenía un aire de tranquilidad que hacía tiempo no veía.Más tarde, después de terminar mi tarea, Kaz y yo decidimos salir al jardín. Jugamos un rato al fútbol y luego nos relajamos bajo nuestro árbol favorito. Hablamos de todo y de nada, disfrutando de la compañía mutua y del tiempo juntos.

Al caer la noche, toda la familia se reunió en la sala para cenar. Georgia había preparado una cena increíble y todos compartimos risas y conversaciones agradables. Después de la cena, decidimos ver otra película juntos. Esta vez, Rusia sugirió una película de aventuras y todos estuvimos de acuerdo. La película resultó ser muy entretenida y todos nos quedamos pegados a la pantalla.

Al terminar la película, me retiré a mi habitación. Me senté a escribir en ti, querido diario, para no olvidar los detalles de este día tan especial. Estoy agradecido por estos momentos tranquilos y felices con mi familia y amigos. Mañana es sábado y estoy seguro de que será otro día interesante.

Hasta aquí por hoy, querido diario. ¡Buenas noches!

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