𝙫𝙚𝙣𝙚𝙣𝙤𝙨𝙤. | Carlitos Vecibanda

- corazones tristes

llamada entrante, eso aparecía reflejado en la pantalla de mi celular, no quería salir, no tenía energía, creo que toda mi energía se la llevó la noche pasada.

flashback

a tres horas de el amanecer y el frío me abrazaba, normalmente estaría cómodo en mi cama durmiendo plácidamente pero está noche era diferente, ya que esos ojos ocupaban mi mente y tenía la maldita curiosidad de saber que escondían, había algo en ella que era único, su energía, su alma.

las horas pasaban y yo solo tenía pegado a mi mente el cálido recuerdo de su sonrisa, se sentía como probar un dulce lleno de dopamina, tan fuerte que podría morir si lo hago en exceso.

la melodía de una canción venía a mí mente, como la mayoría de veces hago con guitarra en mano empecé a tocar una canción.

say yes to heaven
lana del rey.

no era el mejor cantando así que simplemente me dispuse a tocar su destacante melodía, raramente ví el sol salir mientras tocaba, un hermoso amanecer fué el causante de mi sonrisa, no sé ni su nombre pero es un veneno que mata.

"para los que aman sin temor"

estaba escrito es mi guitarra, nunca me había percatado, la vieja guitarra fué un regalo de mi abuelo, tal vez nunca me dí el suficiente tiempo de analizarla por dentro. Creo que podría ser algún tipo de señal tierna.

esa chica ocupo mi mente toda la larga madrugada mientras mi sonrisa era más grande cada vez, supongo que es linda.

fin de el flashback

mientras me encontraba recostado en mi silla esperando que la titilante llamada dejara de perturbar mis oídos. Mis párpados se sentían como plomo, amenazando con cerrarse por sí solos mientras luchaba por mantenerlos levantados. Era extraño, porque estaba acostumbrado a las sesiones nocturnas con mi guitarra, el rasgueo repetitivo y el trasteo de los trastes eran un ritmo familiar en mi cuerpo. Sin embargo, esta noche, a pesar del puro disfrute que había obtenido de las horas perdidas de hacer música, me encontré luchando contra una fatiga repentina e inexplicable. Mientras mis pensamientos se desviaban inconscientemente hacia la imágen mental de Anthonella. Los pensamientos sobre ella, como zarcillos de una suave niebla, habían flotado en mi mente durante las largas horas bajo la luz de la luna: recuerdos de su risa, la calidez de su sonrisa, la suavidad que su cabello aparentaba. Tal vez fueron estas cavilaciones, estos ensueños, los que habían minado mi vitalidad, dejándome inusualmente cansado a pesar de mi resistencia habitual. La habitación pareció inclinarse ligeramente mientras luchaba por mantener la concentración, las líneas entre la realidad y el ensueño se difuminaron.

-alejandro point of view -

Alan se acercó a mí, con un aire casual a pesar de la sutil tensión enroscada debajo de la superficie. "Oye, mono", dijo arrastrando las palabras, su tono ligero pero teñido de un trasfondo de desafío. Sin esperar una respuesta, Alan metió la mano en su bolsillo y, con un movimiento deliberado de su muñeca, envió algo volando en dirección a mí. Voló por el aire con una inusual falta de energía, la trayectoria casi perezosa. Sin embargo, a medida que se acercaba a su objetivo, se transformó, su trayectoria se alteró en el último momento. El objeto aterrizó suavemente a mis pies, una pequeña piedra que, de no haber sido por el hábil toque de Alan, habría sido un golpe contundente en lugar de un golpe inofensivo contra mi zapato. Mis cejas se alzaron con sorpresa, mis ojos se entrecerraron mientras me giraba para mirar a Alan. "¿Qué mierda  es eso?" -pregunté, mi voz era un murmullo bajo de diversión y curiosidad. Alan se encogió de hombros con indiferencia, su expresión era anodina cuando se encontró con mi mirada un poco confundida aún . -Oh, nada...solo ya sabes... estás tan distraído con tus celos que no te das cuenta de nada, casi te pego y tú ni enterado- dijo él en un tono burlón y contento lo cuál me pareció lo más nefasto de el mundo porque yo obviamente...no estaba celoso...¿cierto?