El día más oscuro

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A la mañana siguiente me desperté en la carpa pero no estaba Mateo. Pensé que se había ido a caminar o a hablar con Joaco, por lo que no me preocupé. Salí de la cama y a la primera persona que ví sentada en un tronco cerca del lago fue a Lu. Se veía un poco mal, estaba pálida y con ojeras. Me empecé a preocupar ya que cuando me acerqué saltó del susto. Me miró con lágrimas en los ojos, algo andaba mal.
-Ambi... ¿No viste a Mateo?
-¿Qué? -la miré desconcertada- ¿Qué pasa con Mateo?
-Ay no...
Me abrazó y me contó que no encontraban a Mateo por ningún lado. Nacho lo había visto caminando por ahí después de dejarme a mí en la carpa la otra noche, pero no estaba en ningún lado. Y era importante que todas las personas que asistieran a ese campamento estuvieran ahí al recuento de personas porque sino pasan cosas como estas. Yo no podía hablar, solo pensaba en lo que me dijo el día anterior, sin embargo no dijo nada sobre irse.
El resto del día nos la pasamos buscando y buscando. Nada. Me quedé con Lu y Maru, llorando por el miedo a que le haya pasado algo. Aunque sabía que estaba bien, sabía que él no estaba lastimado porque no era tan tonto como para perderse ahí. Solo teníamos que esperar.
-¿Y si se fue al pueblo caminando? -propuso Maru para alivianar el ambiente tan tenso.
-Estamos a diez kilómetros del pueblo, no creo que tenga tanta condición para irse a pie hasta allá -dijo Lu y Maru la miró mal ya que no ayudaba de mucho decir eso-. Pero puede ser, jeje.
-Lo que queremos decir es que ya va a aparecer, Ambi, no te preocupes.
Yo asentí, sabiendo que eso podría o no pasar. Todavía tenía la esperanza de que apareciera sano y salvo, la esperanza es lo último que se pierde.
Ya eran las seis de la tarde y todavía no había indicios de él. No llamaron a los padres porque querían esperar hasta la noche para ver si solo se había ido a caminar, menos de veinticuatro horas era muy poco para tomarlo como desaparecido a Mateito. Todos fueron a merendar algo pero yo no tenía ganas de comer. Estaba atenta a ver si venía Mateo y por eso no quería bajar la guardia en ningún momento. Ay, Mateo Jeannerott, dónde estarás.

La hockista & el piloto -young loveWhere stories live. Discover now