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Hace muchos años, en un lugar muy lejano, se encontraba un pequeño Reino, el cuál estaba liderado por los Uppercrust. Una familia adinerada y bastante acomodada. La pareja esperaba al fin a su primer hijo con ansias, este se llevaría la millonaria fortuna de el Reino y lo llevarían por el buen camino para que fuera un rey ejemplar como su padre.
Sin saber que les esperaría a la pobre pareja.
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El pequeño niño había nacido, estaba sano y llenó de amor. Ambos padres estaban felices por su pequeño. Este tenía unos ojos azules hermosos como su padre y un cabello castaño hermoso como el de su madre.
Era un niño elogiado por todos, todos en el pueblo lo amaban y en el castillo todos respetaban y cuidaban del pequeño.
Una noche, mientras la joven pareja dormía plácidamente, un extraño entró a su balcón con cautela. Este miró con odio y recelos a el pequeño bebé y lo tomó, para así este llevárselo rápidamente.
Cuando este estaba por salir de la habitación por el balcón, el padre del pequeño había despertado, estaba observando la escena y en ese momento salió al balcón. Cuando vio que su hijo y el extraño ya no estaban.
El padre cayó de rodillas al suelo en un llanto desesperado y llenó de pena, había perdido a su hijo.
Este salió de la habitación rápidamente, despertando a su esposa la cual lo seguía desesperada por encontrar a su pequeño.
Este mando a todos los guardias a buscar al extraño que tenía a su hijo, pasaron 2 semanas buscando al pequeño.
Y aún así, no lo encontraron por ningún lugar. Estos dos no se dieron por vencido y en cada cumpleaños del pequeño lanzaban una Luz flotante, en significado de que su pequeño hijo pudiera encontrar la luz y volver a casa con ellos...
