-𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑-

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(modificado la conversación entre Megumi y Yui.)




Camino con arrogancia por los pasillos del templo, sin mirar a mis alrededores. Mi presencia es notada por los sirvientes que se disponen a arrodillarse ante mi, y yo solo saludo con una sonrisa humilde que muchos conocen.

Me dirijo a la habitación de mi padre, el cual me explico que estaria tratando temas importantes con la abuela sobre mi matrimonio.

A este punto desearía que esa anciana estuviera muerta.

Es un sábado por la tarde, no me hago rutinas saludables, mi padre me deja ser rebelde, sin embargo, la conversación que tuve con Itadori me tiene nerviosa, y creo que pueden cambiar algunas cosas antes de que siquiera me gradue.


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Apenas me levanté, lavé mi cara con un jabón especial que previene el acné y granos, por lo que específicamente tengo unas facciones sanas de herencia. Me cepillé mis dientes, tengo una obsesión con hacerlo, me encanta. Peine mi cabello blanco y ondulado desde las puntas hasta la raíz, hoy no quería bañarme, ni mañana, ni los días que vinieran, pero hoy era el día del campamento y tenía que estar impecable, aparte que desde este Lunes finalmente dejaría de vivir en el templo, y viviría en las instalaciones de la escuela de hechiceria.

Supuestamente el Domingo mis amigos conocerían a mi padre, pero dadas las circunstancias del papeleo enorme que ha tenido estos días, se le hizo imposible poder quedar conmigo, si, me molestó, pero no le di importancia.

Mi abuela llevó con uno de los guardias, siempre exhibiendome. El día en que se muera, el clan prosperará.

Mientras camino, ya que para colmo tampoco iría en carro, noto que mi abuela se detiene a unas cuadras del cole, y sus guardas se ponen a sus lados, sin mirar a un lado específico debido a las gafas.

-¿Qué pasa? ¿Por qué te detienes?- le pregunté a la anciana, y está me miró sin decir más, teniéndome desconcertada.

-Camina tu sola, aprende a independizarte por tus propios métodos.- dijo, cruzando.-Ve sola al colegio, me harté de caminar.

-¿Perdóname? Pudimos habernos ido en coche, aparte, tú fuiste quien quiso llevarme, vieja amargada.- le dije, para luego mirar al frente, continuando mi camino con enojo.

-Malagradecida.- espetó, para luego ver cómo me volteaba a verla enojada, sin embargo un coche que lucía lujoso se detuvo frente a nosotras, bajando las ventanas.

-¡Buenos días! Yui-chan, creo que estás un poco tarde, ¿No quieres que te lleve de paso a la escuela?- Era Satoru, sonriéndome, vestía ropa formal, prácticamente la misma de siempre, aunque no llevaba su cinta en los ojos, sino, unas gafas mate.

𝐓𝐇𝐄 𝐂𝐇𝐎𝐒𝐄𝐍 𝐎𝐍𝐄 || 𝐒𝐀𝐓𝐎𝐑𝐔 𝐆𝐎𝐉𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora