Nikolai
El bar estaba repleto desde el momento en que puse un pie dentro. No era un local muy amplio, pero tampoco pequeño. Las paredes, pintadas de blanco con toques dorados y cafés estratégicamente ubicados, le conferían un aire distintivo en comparación con otros bares que había visitado.
Las mesas, de un tono café claro, estaban dispuestas junto a los sofás pegados a las paredes, mientras las sillas ocupaban el lado opuesto de las mesas.
La barra, imponente y bien iluminada, dividía el espacio en dos. Detrás de ella, un chico rapado y una chica de cabello negro intenso atendían a los clientes con destreza.
Mis ojos se detuvieron involuntariamente en la pelinegra, pero rápidamente aparté la mirada.
El aroma en el aire no era el típico de un bar cargado de alcohol; más bien, era agradable y envolvente.
La clientela, compuesta por hombres y mujeres de aspecto adinerado y elegante, conversaba animadamente sobre sus hazañas más osadas. Sin embargo, nadie los juzgaba ni les lanzaba miradas desaprobadoras. El ambiente era cómodo y relajado.
—Amigo —el chico frente a mí me sacó de mi ensoñación al chasquear los dedos frente a mi rostro—, ¿estás bien?
—¿Quién es 'La Rosa Negra'? —pregunté sin rodeos.
Antes de que pudiera responderme, un disparo resonó en algún rincón cercano. Todos nos pusimos en alerta, listos para cualquier amenaza.
La mayoría colocamos las manos sobre la funda de nuestras armas
Se sintió una tensión palpable en el lugar, haciendo que uno de los tipos se acercara a la puerta.
Pero una voz nos habló.
—¡Práctica! —gritó la bartender.
La mayoría de los presentes se relajó al instante, soltando pequeñas risas aliviadas, volviendo a sus asientos como si nada hubiera ocurrido.
Me senté en el sofá y mire a mi amigo.
—Que bueno que no tuvimos que atacar, no estoy completamente borracho, pero si hay demasiado alcohol en mi sistema como para tener una buena puntería —dijo antes de soltar una risa.
—Me sorprende que la chica no se inmutara ante el sonido de la bala —murmuré.
—Debe de estar acostumbrada —respondió mi amigo bebiendo lo último que quedaba de contenido en su vaso.
—¿Acostumbrada?
—Ella es 'La Rosa Negra' —susurró mientras se levantaba de su lugar, seguramente para pedir otro trago.
Mire sorprendido en dirección a la chica.
La pelinegra continuaba detrás de la barra, limpiando vasos con una precisión casi mecánica. Sus ojos se cruzaron con los míos por un instante, y sentí un escalofrío recorrer mi espalda.
Gire la cabeza, incapaz de soportar su mirada, cosa que nunca sucedía, siempre era al revés. Pero su mirada me recordaba a una en particular. Su mirada era igual a la de mi padre aquel día.
Mi padre, el antiguo líder de la mafia, había dejado atrás su reinado de sangre y violencia. Aquel día, en su oficina, lo vi mirar a su alrededor con ojos perdidos, como si no reconociera el lugar que había sido su dominio durante años. Había decidido retirarse, cansado de la oscuridad que lo rodeaba, diciendo que ya lo había visto todo.
Y ahora vive en una de sus tantas mansiones como un anciano cualquiera, regando sus plantas a diario.
—¿Prácticas? —susurré mientras llegaba a la barra.
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Sangre y Espinas
Mystery / ThrillerDentro de las paredes de un elegante bar de Siloane, dos mundos colisionan. Daphne Monroe, la bartender inexpresiva y de pocas palabras, esconde un pasado turbio y un corazón endurecido por la vida. El bar es su refugio, donde mezcla tragos y escuch...