Capitulo Seis

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Nikolai

Aventé la pequeña maleta sobre la cama, donde Mikhail estaba absorto en su móvil.

—¿Que haces aquí? —pregunté arqueando una ceja.

—Espera, estoy ayudando a unos patitos a cruzar la calle —respondió sin levantar la vista.

Solté un bufido combinado con una risa.

Caminé hacia el baño de mi habitación para tomar una ducha en lo que mi amigo terminaba de jugar.



—¿Entonces?

—¿Entonces que? —pregunté mientras me secaba el cabello con una toalla.

—¿Como es ella?

Fruncí en el entrecejo al no saber exactamente a lo que se refería.

—Sabes como es, debes de conocer su rostro, y su personalidad es...

—Yo no conozco su rostro —lo mire extrañado— pocas personas la han visto. Solo tres, contándote a ti. Y una de esas personas está muerta, la otra es con quien te juntaste en el bar. Todos los demás se contactan con un chico, quien le lleva toda la información a ella.

En eso recordé al tipo que estaba trabajando con ella, supongo que era él.

—Bueno ¿Como es? Siempre la he imaginado como alguien imponente, despampanante y...

—Para nada despampanante como crees. Es una chica normal en lo que respecta a visual.

—Aquí la pregunta es ¿que es normal para ti?

Hice una mueca y me encogí de hombros.

—Cabello oscuro, piel blanca, viste de negro.

Mi amigo se volvió a recostar en la cama, evidentemente decepcionado.

—Pero si, es bastante cuidadosa respecto a la información que te da.

—Te lo dije, tienes que ser específico. Ahora si me lo permites, ya que la chica no es nada interesante, seguiré en mi papel de salvador de patos.

—Hazlo, pero fuera de mi habitación —el levantó la mirada de su celular y hizo un puchero.

—Pero ya estoy aquí...

—Lo sé, pero necesito ver si Rosa ya me escribió, y tengo que enviarle la información que necesite, y me gustaría hacerlo solo.

Su puchero cambió a una sonrisita pícara.

—¿Rosa?

—No empieces —rodé los ojos— me dijo que la llamara así. No le puede dar su nombre real a cualquiera.

El siguió con su sonrisa y se estiró, haciendo que su espalda tronara.

—Te estás haciendo viejo.

—No exageres, solo tengo veintiséis años —dijo mientras se levantaba de la cama con una sonrisa— Bueno, ya que me corriste de aquí, me iré a ver a Lia, y tú quédate con tu Rosa.

—¿Porque siempre sales con la primera mujer que se te para enfrente?

—Porque el cuerpo es setenta por ciento agua

—¿Y eso que?

—Que un vasito de agua no se le niega a nadie.

Solté una pequeña risa.

—A este paso te vas a deshidratar. ¿Y cuando te detendrás? ¿Cuando estes viejo?

—Cuando tenga sesenta años —dijo antes de cerrar la puerta, pero la volvió a abrir rápidamente— o hasta que Mila me haga caso.

Tome un cuaderno de mi escritorio y se lo arroje, pero él ya había cerrado la puerta.

Me di la libertad de soltar una carcajada, antes de revisar en el computador para ver si había algún mensaje nuevo, y efectivamente había uno de un número desconocido.

Hola, soy Rosa. Te enviaré la lista de lo que necesito.

También es bastante cuidadosa en cómo escribe, al parecer.

Solo un 'Hola' y va al grano, interesante.

Porque si en algo se equivoco Mikhail, fue en decir que ella no es nada interesante, porque si que lo es, el simple hecho de estar a su lado te hace cuestionarte cosas acerca de su vida.

Y, de no haber sido porque la comida era de 'negocios', me hubiera encantando preguntarle más sobre ella.



—¿Nikolai? —levantó la cabeza de los papeles sobre mi escritorio.

—Hola, Mila —sonrío.

La chica de cabello corto entra a mi oficina de forma seria y, después de cerrar la puerta, suelta un pequeño chillido de emoción y corre a abrazarme.

—¿No te ibas a quedar allá tres días?

—No, fue más fácil de lo que creí.

Nos separamos del abrazo y se sentó en la silla frente a mi escritorio.

Comencé a contarle lo que sucedió en Soliane, de cómo era la ciudad, el restaurante al que fui, y obviamente le hablé acerca de Rosa.

Ella me escuchaba con atención y solo me hacía unas cuantas preguntas que yo respondía con gusto.

—Ahora quiero visitar ese lugar, se escucha muy lindo.

—Es un lugar pequeño, pero las personas con las que hablé fueron bastante amables.

Mi hermana sonrió y me empezó a contar acerca de su cita del día anterior.



—Entonces ¿fue completamente horrible?

—Espantosa

Ambos comenzamos a reír y seguimos comiendo los dulces que ella había comprado.

—¿No prefieres salir con Mikhail?

Ella niega.

No se que hubo entre esos dos, pero se que alguna vez tuvieron una relación, pero fue muy corta, no se porque se separaron, pero fue suficiente para que Mila no quisiera hablar con él.



¿Ha habido algún avance?

Envíe el mensaje por tercera vez.

Rosa y yo habíamos estado comunicándonos mucho durante tres días, pero al cuarto día ya no supe nada de ella.

No me quise preocupar, pero llevaba ya cuatro días sin tener información de ella, y necesitaba alguno de sus avances para investigar también por mi parte.

Entre más rápido encontrará al traidor, mejor.

Así que decidí que volvería a viajar a Siloane para ver que sucedía, solo que esta vez me llevaré a Mila.

Se que tal vez sea un poco desesperado (o tal vez mucho) pero si dejo pasar más tiempo, todo lo que conozco se vendrá abajo.

Pero lo que yo no sabía, era de la tragedia que estaba sucediendo en Siloane.

Sangre y EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora