Daphne
Recuerdo perfectamente el día que conocí a Isabella.
Yo caminaba por el bosque para calmar la mente, pues la enfermedad de mi madre me tenía muy mal.
Todo estaba silencioso, y mis pisadas se escuchaban perfectamente al pisar las ramitas y hojas secas del suelo.
Cuando en eso, escuché un grito espantoso de entre los árboles, que hizo eco hasta lo más profundo del bosque
—¡AYUDA!
Me detuve de inmediato, y comencé a buscar con la mirada el causante del grito, girando en mi lugar.
Mi corazón se saltó un latido cuando la encontré.
Una chica de cabello castaño, desnuda y bañada en sangre.
Inmediatamente me quite la chaqueta que llevaba y me quede solo con mi camisa azul de manga corta.
Se la coloqué sobre los hombros y ella se aferró a mi brazo, encajándome sus uñas y, a pesar de eso, no lo alejé.
La ayude a levantarse con cuidado, lo cual fue difícil pues era más alta que yo.
Pero aún así logré llevarla al hospital.
—¿Que le sucede?
—Tiene heridas graves en la espalda, así como una gran cantidad de hematomas en las piernas, así que se le dificultará caminar por un tiempo.
Asentí.
El me siguió explicando la condición de la mujer, y como debía de cuidarse.
Pase semanas a cargo de ella, al igual que de mi madre.
JJ me ayudo demasiado para cuidar a ambas.
Les preparaba la comida y los medicamentos, mientras que yo limpiaba sus heridas
Y cuando se mejoró, nos contó toda su historia.
De toda la mierda que había vivido bajo el cuidado de su padrastro.
Dominik Andreyev.
Al no ser su hija biológica siempre la maltrataba, y la obligaba a decirle a su madre que se había caído o que había tenido accidentes durante el entrenamiento.
Nunca había sido bueno con ella, pero nunca les había faltado nada, por lo tanto, Isabella prefería dejarlo pasar.
Pero el problema fue cuando Boris le dijo a su madre que él no quería liderar la organización, lo que hizo que la mujer le dijera a Andreyev que Isabella era la más indicada para liderar.
El se molestó, y demasiado, pero sorprendente, no le hizo nada a la chica.
Durante meses estuvo preparando a Isabella, haciéndose el sorprendido al ver sus capacidades.
Pero todo era una fachada.
Un vil engaño para que la madre de ella no sospechara nada.
Durante seis meses, él mantuvo a la chica a base de castigos y golpes horrorosos, haciéndole creer que era parte de su entrenamiento.
Pero ese fue el error que él cometió.
Entrenarla.
Una noche, Isabella estaba plácidamente dormida, cuando sintió que alguien la sacaba de entre las cobijas y le inyectaban algo en el brazo para drogarla.
Cundo despertó estaba en un lugar sucio, lleno de sangre en las paredes, una puerta cerrada con llave, y una pequeña ventana.
Asomó su cabeza por esta y pudo escuchar.
—¿Me la vendes por tan poco? —río un tipo, causándole un escalofrío a Isabella.
Le entrego a su padrastro un sobre de color blanco.
Ambos se dieron un apretón de manos como si fueran un par de empresarios cerrando un trato.
Vio como Dominik se iba en su auto, y como el otro tipo entraba de nuevo en donde fuera que estaba.
—Te vas a divertir mucho —dijo el tipo acariciando su mejilla.
Isabella dijo que ese toque fue el más desagradable de su vida.
El idiota ese le arrancó la ropa, antes de comenzar a desabrocharse el cinturón.
Ella de inmediato le dio una patada en la entrepierna, y siguió golpeándolo.
Le arranco la llave de la mano y salió de ese lugar.
Salió corriendo de ahí, pero era obvio que los hombres del imbécil la iban a ver, así que le lanzaron cuchillos que ella apenas y pudo esquivar.
Otros la golpearon en la cabeza y en las piernas, y ella se arrastró entre las plantas para esconderse en los arbustos.
Paso horas ahí, esperando a que se fueran. De milagro no la encontraron.
Y con las ultimas fuerzas que le quedaban, llegó a la ciudad, donde yo la encontré.
Tiempo después, Isabella nos contó que la habían contratado como jefa de un bar, aunque nunca nos contó cómo fue que consiguió ese empleo.
Ella nos contrató a JJ y a mí para atender el local.
A partir de ese momento nos hicimos inseparables. Y también se reencontró con Paulina, su amiga de la infancia.
Quien ahora estaba enterrada bajo tierra.
Había pasado la noche entera sin dormir, investigando sobre los Andreyev, pero no encontré nada.
Últimamente estaba muy distraída.
—Buenos días —dije somnolienta, tallándome los ojos.
Cerré la puerta del bar tras de mi.
—Buenos días, Rosa.
Di un saltito en mi sitio, pues quien me hablo fue nada más y nada menos que Nikolai.
—¿Que se le ofrece? —pregunté, ahora con el rostro sereno.
—¿Como va con el trabajo? —dio media vuelta en su lugar, ahora viéndome tras la barra.
—No he encontrado nada extraño, pero lo haré no se preocupe.
El me observo de una manera que no pude explicar.
Comenzó a acercarse hacia mi, a pesar de la barra que nos separaba, y colocó sus brazos sobre la barra.
Nos quedamos mirando a otro durante largos segundos.
Pero un sonido nos exaltó, haciendo que parpadeáramos varias veces.
Mi celular.
—Lo tendrá —afirme, antes de separarme de donde estaba.
—Eso espero —dijo con una pequeña sonrisa.
Tome el aparato, y revise el nombre.
Viktor Molina.
Resople, ese hombre hablaba a diario para hacer reservaciones a las que nunca llegaba.
Rodé los ojos antes de responder.
—¿Reservación?
—¿Usted es Daphne Monroe?
—Si, soy yo —fruncí el ceño. Ese definitivamente no era el señor Molina.
—Habla el Doctor Miller. Disculpe que le llame por aquí pero era el contacto más frecuente del señor Molina después de su ex-esposa.
—Si, siempre llama para poner reservaciones —susurré.
Lo siguiente que dijo jamás me lo espere.
—Llamó para informarle que el señor Molina ha fallecido.
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Sangre y Espinas
Misterio / SuspensoDentro de las paredes de un elegante bar de Siloane, dos mundos colisionan. Daphne Monroe, la bartender inexpresiva y de pocas palabras, esconde un pasado turbio y un corazón endurecido por la vida. El bar es su refugio, donde mezcla tragos y escuch...