18

138 19 5
                                    

Después de contarle todo lo sucedido a Trina, ella me abrazó fuertemente. Mis lágrimas volvieron a fluir, empapando su hombro.

-Jade es una idiota -la escuché decir con furia. Podía sentir el enojo vibrar en su voz.

-Ella solo quiere proteger a su mamá -murmuré, intentando defenderla un poco. No quería que Trina la odiara completamente.

-Deja de defenderla. Querer proteger a su mamá no le da derecho a decirte cosas tan horribles -espetó Trina. Sabía que tenía razón; Jade había sido cruel. Pero la entendía. Yo hubiera hecho lo mismo si alguien acusara a nuestra madre de esa manera.

-Como sea, Jade me odia y no me quiere cerca... Y prometí no buscarla más. Así que todo terminó -dije con tristeza, limpiando una lágrima que se deslizaba por mi mejilla.

-Creo que es lo mejor... -comentó Trina. La miré con indignación.

-No, no es lo mejor, yo... -No pude terminar de hablar, ya que mi celular comenzó a sonar. Con cansancio, lo tomé y miré la pantalla. El nombre de Jade brillaba en ella, haciendo que mi corazón latiera con fuerza. ¿Qué quería? ¿Reclamarme? ¿Pedir que hablemos? ¿Insultarme otra vez?

Estaba a punto de contestar la llamada, pero Trina me arrebató el aparato de las manos y lo guardó en el bolsillo trasero de su pantalón.

-¿Qué haces, Trina? -pregunté con enfado mientras intentaba recuperar mi celular, que seguía sonando.

-No, no vas a hablar con la bruja. Te volverá a hacer sentir mal. Olvídalo -murmuró antes de levantarse del sofá y comenzar a caminar lejos de mí.

-Trina, devuélveme mi celular -exigí desesperada, escuchando mi tono de llamada sonar una vez más.

-No, no te lo voy a devolver. No vas a hablar con ella -dijo con firmeza antes de huir hacia su habitación.

Corrí tras ella, intentando detenerla. Necesitaba saber por qué Jade me estaba llamando. Pero antes de que pudiera alcanzarla, Trina me cerró la puerta en la cara y escuché el sonido del pestillo cerrándose. Suspiré frustrada.

Insistí durante varios minutos, esperando que Trina abriera la puerta. Pero cuando la música a todo volumen comenzó a sonar dentro de su habitación, supe que mi celular permanecería en sus manos hasta nuevo aviso.

Me alejé de su habitación y volví al sofá, llena de dudas. Necesitaba saber por qué Jade me estaba llamando, aunque probablemente era para acusarme de otra cosa. Aun así, quería saberlo. Tomé las llaves de mi auto y salí de casa.

Mientras conducía hacia la casa de Jade, buscando respuestas, comencé a dudar. Sabía que no debía hacerlo. Había prometido no buscarla y debía cumplir esa promesa. No quería cometer los mismos errores que Beck y seguir agobiándola, así que cambié de rumbo y me dirigí hacia la habitación de la ira.

Al entrar, Kara, la recepcionista, me sonrió.

-Tori, hola -me saludó con alegría-. ¿Qué te trae por aquí? -preguntó con curiosidad.

-Hola -respondí-. Solo quería distraerme -dije, acercándome y recargándome sobre su escritorio.

-¿Tú qué sabes del amor? -le pregunté con intriga y pesar en mi voz, esperando que pudiera ayudarme o al menos darme algún consejo.

-Créeme, sé mucho sobre eso -murmuró con una sonrisa antes de señalar una silla. La arrastré y la coloqué detrás del escritorio, justo a su lado, mientras comenzaba a hablar.

.........................................................

Me rendí después de varias llamadas en las que Tori no respondió, lo que me hizo suspirar. Sabía que probablemente estaba molesta o herida; era de esperarse, le había dicho cosas horribles.

La Peor Pareja (Jori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora